Más de 500 voluntarios convocados por la fundación Arrels salieron a la calle en Barcelona la indeterminación del 10 al 11 de junio del 2021 para realizar un censo y conocer la situación de la población que pernocta a la intemperie, un total de 1.064 hombres y mujeres ese día, de las cuales 289 respondieron el formulario fabricado por dicha fundación. Una de las conclusiones más relevantes es que de media los encuestados suman cuatro primaveras y ocho meses al raso, una monograma que puede extrapolarse al conjunto de las personas sin techo de la ciudad, tal como recoge el noticia “Viure al carrer a Barcelona, 2021”, presentado esta mañana. Comparado con los resultados del 2020, el tiempo de vida en la calle ha aumentado merienda meses.
El 70% de las personas sin techo son migrantes
Un pequeño de 18 primaveras llegado de Gambia es la persona más mozo que accedió a replicar, y la de más vida, un hombre de 77 que dejó Marruecos dos décadas a espaldas
Un pequeño de 18 primaveras llegado de Gambia y que llevaba dos meses durmiendo en la calle es la persona más mozo que accedió a replicar, y la de más vida, un hombre de 77 que dejó Marruecos dos décadas a espaldas. Arrels subraya que el 70% de los ciudadanos sin techo son migrantes y que el 36% de la franja de 18 a 25 primaveras ha vivido con antelación en infraestructuras de acogida para menores, en Catalunya o en otras comunidades. “Estos datos denotan que muchos jóvenes en situación de calle proceden de centros de protección de la infancia y que al asistir a los 18 se ven abocados al sinhogarismo, lo que pone de relieve una arduo deficiencia del sistema de protección social”, indica el documento hecho conocido hoy. El 80% de las personas extranjeras es de origen extracomunitario y el 20% de otros países de la Unión Europea.
Cerca de destacar incluso que el 17% de los ciudadanos extranjeros participantes en el estudio habían solicitado orfelinato en España, una monograma que triplica la registrada en el 2016. Asimismo, el 71% de los que en el momento de la entrevista hacía menos de un mes que subsistían en la calle constataron que habían pedido la protección internacional.
El 47% supera los dos primaveras de vida en la calle
Arrels quiere subrayar que el 47% de los encuestados supera los dos primaveras durmiendo en la vía pública y que a partir de los seis meses en esta situación “el índice de vulnerabilidad se dispara”. Dicha fundación ha constante una metodología promovida en Europa por la entidad británica World Habitat para introducir en el cuestionario preguntas encaminadas a determinar el división de vulnerabilidad de cada persona.
El noticia deja claro que las 1.064 personas contabilizadas el día del censo es una monograma de mínimos, “la punta del iceberg, ya que sabemos que hay concurrencia que se esconde para sentirse más segura”. Por otra parte, esa indeterminación no se accedió a parques, jardines cerrados ni a zonas boscosas, espacios en los que unas semanas ayer, el 19 de mayo, en el recuento noctámbulo que realizó la Xarxa d’Atenció a Persones sense Llar (XAPSLL), se localizaron a 105 ciudadanos.
Cerca de memorar que en el 2019 se contaron un total de 1.195 hombres y mujeres al raso; en el 2020, en pleno confinamiento por la covid, 1.239, y si nos remontamos al 2008, 658.
4.737 personas sin hogar
A las 1.064 que duermen en la calle junto a sumar las 2.808 que pasan la indeterminación en albergues y residencias y las 865 que subsisten en asentamientos
Pero el sinhogarismo afecta en Barcelona a 4.737 personas, las citadas 1.064 que duermen en cajeros, interiormente de un coche o en el mismo suelo de calles y plazas; las 2.808 que pasan la indeterminación en albergues y residencias públicas o privadas, y las 865 que viven en asentamientos de barracas, en naves y locales.
La violencia alrededor de este colectivo manifiesta una tendencia al incremento: un 46% de los entrevistados ha sufrido agresiones físicas o insultos.
Los autores de esta investigación apuntan que el 43% tiene problemas de salubridad y que el 22% consume drogas y/o bebe vino.
Bea Fernández, responsable del servicio sumarial de Arrels, ha destacado la escazes de arrimar los capital a las personas sin techo creando pequeños centros de acogida en los barrios, al estilo del Pis Zero de la fundación, una vivienda con pocos requisitos para no cerrar las puertas a los ciudadanos con adicciones o con mascotas.
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