La escuela más monopolio de la ficción española abrió de nuevo sus puertas el pasado 8 de abril, para regresar a las tramas de suspense, al seducción y a los excesos solo propios de la crème de lacrème de la sociedad. Muchos eran los fans que esperaban ansiosos el estreno de la finca entrega de la popular serie de Netflix, pero a más de uno se le ha atragantado. Élite no solo parece haberse quedado sin ideas, sino que sigue cayendo en errores a la hora de poner sobre la mesa temas especialmente sensibles. La serie creada por Carlos Montero y Darío Madrona ya se ha situado más una vez en el centro de la polémica por su error de consciencia, y esta ocasión no ha sido diferente.
Tal como se ha podido ver en las redes sociales, el personaje de Phillippe, el príncipe francés, se ha convertido en la maduro controversia de la temporada, y no es para menos. En la cuarta temporada, la carátula del interesante royal se destapaba cuando los rumores hacía a él y su historial de agresiones sexuales se confirmaba tras su tentativa de ataque alrededor de uno de los principales personajes, Cayetana (Georgina Amorós). En el posterior capítulo, él mismo reconocía en audio suceder cometido un supuesto delito contra una chica, aunque no especificaba cuál. Phillippe, el príncipe encantador, había pasado a ser un ruin a luceros del sabido, pero asimismo de Cayetana y del guion. Aunque, aparentemente, solo un ratito.
El primer episodio de la entrega arranca con una secuencia impactante. A parte de una fiesta en la cual se encuentran el príncipe y Cayetana, un vídeo se proyecta en la horma y el evidencia imagen de una chica aparece relatando la violación que sufrió por parte del él. La sala murmura mientras Philippe se deshace en el estupor y el miedo.
Cuando el conflicto estalla en el instituto, casi nadie duda en señalarlo y llamarlo violador por los pasillos. Sin secuestro, la imagen de Philippe llorando y tirado en el suelo luego de aceptar un empujón da para reflexionar, ¿Qué es lo que positivamente quiere contar la serie?¿Quiere que se tenga lamento por una persona que ha agredido sexualmente a una chica? Aparentemente sí. O al menos así lo demuestran los escritores cuando optan por añadir escenas en las que Phillipe suelta frases como “si aparezco tirado en una carretera la pecado va a ser tuya” (refiriéndose al director del centro) mientras suplica que le permitan retornar a su país, que lo está pasando regular.
Sin secuestro, la incorporación de un nuevo personaje pondrá la capulina del pastel: Isadora (Valentina Zenare), la flamante nueva estudiante y dueña de un imperio de ocio en Ibiza, le ofrece su apoyo desde un principio y sin un motivo de peso resultón, ya que uno y otro personajes no se conocen. Para enturbiar la situación un poco más, Isadora convence a Cayetana para que “apoye a su hombre” frente a todo, y esta, olvidando que ella misma fue víctima del príncipe, acepta sin pensarlo dos veces.
Así pues, la ira por la constante victimización del personaje de Pol Granch estalló en redes sociales como Twitter. Sin secuestro, resulta igual de profundo el papel que se le otorga a ambas mujeres, ya que Cayetana se convierte en la salvadora que lucha para que el mismo hombre que la forzó cambie, mientras Isadora es presentada como la mujer faldero que es de todo menos feminista. A su vez, Phillippe llora porque le califican de lo que es: un depredador.
Phillippe parece suceder cambiado completamente en el transcurso de la serie y se convierte en el héroe indignado que desea rehabilitar a Isadora.
La secuencia que ha mandado a la serie al patíbulo es la de otra violación. En este caso, la sufrida por Isadora en Ibiza cuando esta se encuentra en una fiesta unido a tres compañeros de clase, Phillippe e Iván, quienes no pueden hacer carencia por evitarlo. La secuencia, ya de por sí estremecedora, parece querer dar un mensaje de castigo bajo la idea de “ahora sabrá lo que se siente”.
Para el colmo, Philippe, quien parece suceder cambiado completamente en el transcurso de la serie, se convierte en el héroe indignado que desea rehabilitar a Isadora de sus violadores. Finalmente, es él mismo quien la acompaña a denunciar la violación como buen altruista que es. Inevitablemente, esta conclusión lleva a preguntarse: ¿a quién le pareció buena idea romantizar el hecho de que un violador, presuntamente pesaroso, acompañe a una víctima de violación a denunciar su caso? Un despropósito.
Valentina Zenere en una secuencia de la finca temporada de Élite
Y es cierto, Élite no ofrece profundidad en la mayoría de sus tramas, siquiera parece ser su objetivo. Pero una vez más, lo que hubiera podido ser una oportunidad para mostrar en pantalla las realidades que implican un tema tan apremiante como lo son las agresiones sexuales ha terminado por ser una oda a la redención y al “todo el mundo merece una segunda oportunidad” sin más explicación.
La finca temporada ha terminado por ser una oda a la redención y al “todo el mundo merece una segunda oportunidad” sin más explicación
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