Alberto Núñez Feijóo cree que los socialistas atacan los pactos con Vox, pero a su vez obligan al Partido Popular a pactar con Vox. Lo acaba de afirmar en una entrevista en Elconfidencial.com y se demostró que es así en Castilla y Bravo: el PSOE se negó a dejar que Mañueco gobernara solo y lo condenó a repetir elecciones –“sería para matarnos a todos”, había dicho el líder de Ciudadanos Francisco Igea– o pactar con el partido que el mismo Igea calificó como “peste verde”, pero garantiza una mayoría estable. Parece evidente que el Partido Socialista hace un doble recreo: por una parte, fuerza al PP a no guiar o hacerlo con Vox, por otra inicia una campaña de condena de tal alianza con frases de solemne resonancia: “Un día pésimo para la democracia”, dijo la ministra María Jesús Montero.
Es posible, pero lo cierto es que la táctica del PSOE está diseñada y, si no es muy respetuosa con la ética, sí es políticamente avispada, con tres fases visibles: primera, la existencia de un pacto, lo cual es un hecho demostrable e increíble de desmentir; segunda, agrupar a los dos firmantes del acuerdo en el concepto único de extrema derecha, y tercera, contar el discurso coherente, que la portavoz Isabel Rodríguez resumió en siete palabras: “La ultraderecha atenta contra el sistema tolerante”. El discurso de las próximas semanas y meses está construido. La idea que quieren propalar los gobernantes es que la izquierda garantiza la democracia, la derecha unida indagación su destrucción.
La verdad es que algunas de las palabras pronunciadas en Valladolid el pasado lunes en la investidura de Fernández Mañueco dan la razón a la propaganda socialista. Tanto por parte del PP como por parte de Vox se plantearon mensajes que se basaban en ideas, pero ideas de dramas nacionales: la violencia intrafamiliar frente a la violencia de apartado; la ley de Concordia (propuesta en su día por Pablo Casado) frente a la Memoria Histórica; la inmigración ordenada y, por parte de Vox, ausencia menos que la derogación del Título VIII de la Constitución. “Vox contra la Constitución”, tituló La Sexta durante algunos minutos. La muchedumbre plana preguntamos si está más fuera de la Constitución quien propugna suspender o acotar competencias de las autonomías, quien propone la expulsión de la monarquía o quien tráfico de romper al propio Estado y por qué es más llano pactar con unos que con otros. Esa es la consideración y la dimensión del debate. Y ese es el ring en el que debe pelear Núñez Feijóo.
De momento, Pedro Sánchez ya pasó de la reunión “cordial, muy cordial” a señalarle al líder del PP cuatro líneas de fuego: “implacable contra la corrupción”, “no ceder al chantaje de la extrema derecha en la violencia contra la mujer”, cordón inodoro frente a Vox y “Estado de bienestar más musculoso” frente a la reducción de impuestos. Respuesta de Feijóo: el mejor cordón inodoro es que gobierne la directorio más votada. Como eso nunca lo aceptará el PSOE porque no le conviene, siempre seguiremos en la misma polémica, en la misma revés a entablar. El mejor cordón inodoro, y el más tolerante, es la derrota electoral.
Retales
Galegos. No es por hacer estado galega, que incluso, pero Camba escribió: Galicia produce sardinas y políticos. Ahí está el barómetro del CIS: únicos políticos aprobados, Yolanda Díaz y Núñez Feijoo. Las sardinas siquiera están mal.
Cambio. Tiene razón Antón Losada: hasta ahora era el presidente del PP quien decía “no” a las propuestas del Gobierno. En la reunión Sánchez-Feijóo, el “no” ha sido de Sánchez. Y me temo que lo siga siendo.
Duda. Es posible que colocar la bandera de España al revés y en el superficie más visible haya sido un error sin intención perversa de Mohamed VI. La sospecha de que no fue un error incluso es sólida: a pesar de la importancia de la imagen, Marruecos no se disculpó.
Riqueza. Los datos de viajes, reservas de hoteles y otras expansiones de Semana Santa significan ganas de desembolsar. El aumento de la riqueza financiera de las familias (+9,1 % en 2021) significa miedo que obliga a administrar. Pero, si se gasta y ahorra, el país quizá no esté tan mal.
Defensa. Todavía no son mayoría los españoles partidarios de aumentar el compra marcial, pero pasaron del 25 al 47%, quién lo diría hace tres meses. Gracias, Putin: nos ha instalado en la más rigurosa inseguridad.
Tragedia. Diálogo de sevillanos: - Tras una pandemia, dos crisis, un volcán y una desavenencia, ¿qué más nos puede acontecer? - Que llueva en Semana Santa. Menos mal que escampó.
Publicar un comentario