El azar quiso que dos pequeñas casas aparejadas situadas en un promontorio de S’Agaró alejadas de todo y de todos no se vendieran a finales de la decenio de los abriles 20, cuando el sol y playa todavía no era un publicidad turístico y los pocos veraneantes –la mayoría parentela adinerada de Barcelona– acudían a balnearios de la Costa Brava atraídos por las propiedades mineromedicinales de los populares baños de mar. Era la época asimismo de los Viatges Blaus que daban a conocer la Costa Brava en trayectos a borde de barcos de un día, en los que se combinaba civilización y ocio.
Pues aquellas dos casas que nadie quiso y que formaban parte de un pequeño núcleo de seis viviendas, diseñadas por el arquitecto novecentista Rafael Masó e ideadas por Josep Ensesa Gubert (1892-1981), un industrial harinero de Girona, que se había enamorado de aquellos terrenos, se convirtieron en el embrión del alegórico Hostal La Gavina, el único resort de 5 estrellas gran pompa de Catalunya y que este año cumple noventa abriles de vida.
Los primeros capítulos de este alojamiento –que hoy tiene 74 habitaciones– se escribieron el enero 1932, el año de su inauguración. Contaba con solo 11 habitaciones, un comedor, dos salones y una larga terraza. “Era tan pequeño que por eso lo bautizaron como hostal”, recuerda en el texto S’Agaró, el somni de Josep Ensesa , Anna Ensesa Montsalvatge, hija del alma mater de la colonia, del hostal y del camino de ronda entre las playas de Sant Pol y Sa Conca, que tardó vigésimo abriles en ejecutarse. El día de pensión completa costaba 25 pesetas, según explica Miquel Borrell en el texto S’Agaro y Sant Pol. Las perlas de la Costa Brava .
La pensión completa diaria en La Gavina costaba 25 pesetas cuando se inauguró, en el año 1932
El primer cliente se hizo esperar y no llegó hasta dos meses luego de la tolerancia: fue un coronel inglés retirado a quien el estallido de la Aniquilamiento Civil le sorprendió alojado en La Gavina. Narra Ensesa Montsalvatge que cuando el destructor que la embajada británica mandó para acopiar a los súbditos que tenía repartidos por la Costa Brava no quería marcharse. Lo hizo obligado. Entonces el establecimiento ya había crecido y contaba con 35 habitaciones.
Desde sus orígenes, el britano siempre fue un cliente fiel. Alfonso Jordán, que fue director del establecimiento entre 1974 y 1982, destaca de su época la presencia de turismo catalán de clase media incorporación, franceses, ingleses e italianos, estos últimos en agosto. Jordán explica que el político británico conservador, Selwyn Lloyd, que fue ministro en 1962, y amigo personal de los Ensesa, pasó en La Gavina varias temporadas y que su presencia ayudó a promocionar el destino entre sus súbditos.
Un año antaño del conflicto bélico, el núcleo de S’Agaró ya empezaba a dibujarse como un destino turístico, a diferencia de la vecina Platja d’Aro, que, aunque hoy cueste creer todavía vivía de espaldas al mar. “S’Agaró está imponente: hasta vigésimo grandes autocares de pasajeros hemos trillado alineados en la playa, y el número de coches particulares o de turismo no queremos ni contarlos (...) Más allá de S’Agaró, antaño de Palamós, existe Playa de Aro. Es una gran playa rústica, sin baños marino, hasta sin casetas y, sobre todo, ¡sin autobuses! y sin parentela!”, rezaba un artículo de La Vanguardia publicado en julio de 1935.
Personalidades como el pintor Josep Maria Sert; escritores como Josep Maria de Sagarra, Eugeni d’Ors, Pompeu Fabra o Josep Pla o políticos como Francesc Macià, Lluís Companys o Josep Tarradellas se habían alojado antaño de la supresión en el alegórico hotel que en agosto batía el récord de ingresos con 50.000 pesetas.
Durante la Aniquilamiento Civil, la Generalitat destinó el espacio a extensión de alivio y trabajo de políticos y altos cargos del Govern, cosa que lo acabaría salvando del expolio y el postrero año de conflicto funcionó como hospital. Tras la supresión regresaron los turistas y a finales de la decenio de los 40 volvieron las numerosas actividades lúdicas que se celebraban como los bailes con fanfarria, la fiesta de la música y la poesía.
Los actores Elizabeth Taylor, Ava Gardner y Lex Baker y escritores como Josep Pla, entre sus clientes ilustres
Los 50 marcarían un punto de inflexión con el rodaje en la Costa Brava de varios filmes con estrellas norteamericanas del momento como Pandora y el holandés errante (1959), protagonizada por Ava Gardner, James Mason y Mario Cabré.
Correctamente conocida es la historia que cuenta que su pareja, Frank Sinatra, en un ataque de celos se personó en La Gavina con un collar de esmeraldas. Otros actores como Elizabeth Taylor, Dick Bogarde, Maureen Swanson,Peter Sellers, Lex Baker, John Wayne y otros muchos artistas se han hospedado en la Gavina.
Carina Ensesa, que adjunto a sus hermanas Virginia y Julia y su hermano Josep –cuarta concepción del negocio– llevan ahora las riendas del hotel explica que a raíz del hospedaje de esos actores, luego de los 50, el hostal contó con muchos clientes norteamericanos.
Ayudó asimismo un artículo publicado en la revista Gastrónomo Magazine , en los 70. “Todavía tenemos un cliente de Nueva York de 90 abriles que viene cada julio”, explica Carina, que destaca la inversión constante en el hostal, este año han remodelado el carmen.
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