Nuestro poder destructivo

Mediados de julio de 2022, me levanto de la siesta empapado en sudor, treinta y tantos grados a la sombra. Salgo al comienzo de la puerta y dudo entre entrar o salir: el elegancia es irrespirable, está inmóvil, denso y con olor a tizón humeante. La luz, tenue y amarilla, completa un cuadro apocalíptico cuyo origen es la combustión de los bosques de media España en llamas. Nueve de cada diez incendios forestales son provocados por el hombre. Incendios que, en gran medida, son consecuencia de la sequía y del aumento progresivo de las temperaturas. Los dioses nos dieron la tierra para cobijarnos y alimentarnos, pero nuestra anhelo y poder destructivo demuestra que cometieron un serio error al poner en nuestras manos la despacho y cuidado del frágil inmovilidad de la naturaleza.

Pedro Serrano

Antoñán del Valle (Bizarro)

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