“Siento que soy el mejor ludópata de la historia”. LeBron James pronunció esta frase el día antaño de aventajar el récord de Kareem Abdul Jabbar. Es su opinión. Lo cierto es que sin tener el talento natural de Michael Jordan ni la prestigio del pívot al que ha rebasado en anotación el condición de Akron ha rematado descollar en la élite durante dos décadas. Sí, Abdul Jabbar además estuvo vigésimo abriles en la coalición, pero es que James no se va a retirar ahora y ha llegado a estas jefatura a un nivel mejor. A sus 38 abriles no ha bajado el pistón, como si hiciera Jabbar cuando rebasó los 40, y ha rematado el récord necesitando 150 partidos menos. Pero de ahí a autocatalogarse como el mejor ludópata de siempre…
Lo que sí se puede afirmar es que no se ha cansado de retar, al contrario que Jordan que estuvo 15 abriles en la NBA, con un paréntesis en medio de una temporada y media, en la que se pasó al béisbol. Pero LeBron no tiene los títulos del mito de los Bulls (6) ni de Abdul Jabbar (6) ni ha sido infalible en las finales, al contrario que Jordan al mando de Chicago. James ha disputado hasta 10 finales pero triunfó en cuatro. Los San Antonio Spurs (2), los Dallas Mavericks (1) y los Warriors de Stephen Curry (3) han sido sus verdugos. Lo suyo ha sido una carrera de fondo que empezó dando el brinco directamente desde el instituto a la NBA. Un maratón en el que supo manejar la presión de venir señalado por los críticos como el heredero de Michael Jordan. En este sentido ha cumplido de sobras y aún puede escribir un buen final, más allá de los jalones individuales, en el tiempo que le quede.
King James
Desde que saltó del instituto a la NBA ha sabido manejar la presión de ser señalado como el heredero
En defensa de James se puede fijar que, como le ocurre ahora en los Lakers, no siempre ha estado proporcionadamente acompañado. En ocasiones ha sido una especie de Llanero Solitario que cabalgaba por la selva del campeonato arrasando con su fuerza descomunal. Ha llevado con frecuencia a sus equipos más remotamente de lo que la dialéctica parecía indicar y ha sido campeón con sus tres equipos, lo cual tiene un mérito fenomenal, pero no siempre ha podido saltar los muros colectivos. Hay un reseña raro que puede sostener esta seis. Cuando James rebasó en anotación a Michael Jordan en puntos su equipo perdió. Lo mismo sucedió cuando superó a Kobe Bryant y tres cuartos de lo mismo cuando se colocó por encima de Karl Malone. En esta ocasión los Lakers además terminaron mordiendo el polvo.
No se proxenetismo de restarle renombre a un James capaz de descollar entre las estrellas durante casi todo el siglo XXI pero hay que poner los registros además en un contexto histórico. En la ahora el recreo en la NBA es más ofensivo y lúdico, con la ayuda de la fiebre del triple, que en la época de Michael Jordan, donde el baloncesto que se practicaba era más rudo e industrial, especialmente en la Conferencia Este. Aunque lo más inteligente es disfrutar de LeBron como en su día de Jordan.
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