Una terrorista suicida mata a dos profesoras y al director del centro cultural chino en Karachi

La universidad de Karachi ha sido ensangrentada con un atentado de entrada proporción geopolítica, en el que tanto la asesina como la fracción de las víctimas mortales son mujeres. Esta tarde, una terrorista suicida beluchi ha asesinado a dos profesoras y al director del Instituto Confucio -todos ellos chinos- y a su conductor pakistaní, haciendo explotar su carga explosiva unido al minibús que los transportaba. Se llamaban Shen Sai, Ding Mufang y Huang Guiping. Han resultado heridos otro docente chino y un miembro de la escolta que les acompañaba, desde su albergue en el perímetro del campus. 

El atentado antichino ha sido reivindicado por el Ejército de Manumisión Beluchi, que ha suministrado foto de su militante, Shari Baloch, vistiendo el uniforme de la partida. Las profesoras de chino a las que ha asesinado son aún más jóvenes que ella, una de ellas, de poco más de vigésimo abriles. 

Ding Mufang, una de las dos profesoras veinteañeras de lengua china asesinadas este martes en Karachi

La calígrafa Ding Mufang, una de las dos profesoras veinteañeras de sinhueso china asesinadas este martes en Karachi

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Baloch se habría despedido en twitter dos horas ayer de hacerse derribar por los aires, al paso del transporte, al que esperaba en el llegada al centro oficial de civilización china. Esta mujer, supuestamente con dos maestrías universitarias, deja a espaldas dos hijos pequeños y a su marido, dentista. 

La estructura terrorista, de sangriento represión -unos trescientos muertos solo desde 2004- celebra a su primera terrorista suicida. Este expediente habría sido espoleado por el supuesto estrechamiento de relaciones entre los grupos armados beluchis y el hundimiento del Estado Islámico en Afganistán tras la toma del poder por los talibanes. 

En compañía de sus hijos, Shari Baloch, la terrorista que ha asesinado a dos jóvenes profesoras chinas y al director del centro oficial de lengua china de Karachi

Yuxtapuesto a sus hijos, ahora huérfanos, Shari Baloch, la terrorista que ha asesinado a dos profesoras y al director de la escuela de sinhueso china de Karachi

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Una pérdida de refugio para los dos que habría empujado a un acercamiento antinatura, cubo el laicismo de la civilización beluchi y la albedrío relativa de que disfrutan sus mujeres. La terrorista solo acertó a taparse el rizo con el velo segundos ayer de activar el detonador. 

Tanto unos como otros disfrutaban de su solaz afgano, bajo el inicial régimen, para atacar objetivos en Pakistán. Según Islamabad, con el apoyo encubierto de Kabul y Nueva Delhi. La emergencia de un eje Pekín-Islamabad-Kabul es trillado con aprensión tanto en India como en Estados Unidos. Mientras tanto, la inestabilidad ha regresado a Pakistán, donde Imran Jan ha sido sustituido por Shehbaz Sherif en la superioridad de gobierno, mediante una polémica moción de censura. Este es hermano del varias veces primer ministro, hoy prófugo en Londres, Nawaz Sharif. 

Como confirmación del regreso al Pakistán de las seudodinastías políticas, este miércoles tomará posesión como ministro de Exteriores el hijo de Benazir Bhutto y Asif Ali Zardari, Bilawal Bhutto Zardari. El jovencísimo político ya saludó el rumbo de los acontecimientos hace un par de semanas: "Se acabó el 'nuevo Pakistán' (de Jan). El rancio Pakistán ha vuelto". 

Jan no ha tardado en condenar la matanza, que considera "otro ataque con el objetivo específico de socavar la la relación estratégica entre Pakistán y China". Precisamente el combustible que necesita el excapitán de la selección de cricket para ayudar a las masas movilizadas y forzar elecciones anticipadas "contra la injerencia extranjera". 

Eje decisivo

El corredor sino-pakistaní, del Himalaya al  puerto de Gwadar, objetivo terrorista

Los atentados del independentismo beluchi contra los intereses chinos en Pakistán no son nuevos. Uno de los tramos más importantes de la Nueva Ruta de la Seda es el corredor que debe conectar el Xinjian chino con el mar Arábigo, en el puerto de Gwadar. Esta población de la costa beluchi ha registrado varios atentados contra ingenieros chinos. 

El Beluchistán ocupa aproximadamente la fracción del región de Pakistán, pero una ínfima parte de su población (el meta, adicionalmente, está dominado por los pastunes, que son todavía la mayoría en la hacienda, Quetta). Su sinhueso, como la de los pastunes, no es de raíz india, sino que está emparentada con el persa. 

A la diferencia cultural se une el agravio por la explotación de sus hidrocarburos por parte de Islamabad, con escasos beneficios para la población regional, tal como ha venido sucediendo en Asam, en el caso indio.  La mano dura con que el Estado Pakistaní, en manos de la oficialidad punyabí, ha tratado la insurgencia beluchi ha empeorado las cosas. El número de militantes desaparecidos o encarcelados sin sumario hasta que un día aparecen en una cuneta es estremecedor. 

Otra estructura armada que hunde sus orígenes en el contrabando y que ha trillado una oportunidad de resurgir mediante atentados contra intereses chinos es el Movimiento Talibán de Pakistán, que en agosto pasado mató a trece trabajadores de una presa en construcción, entre ellos nueve ingenieros chinos

Karachi, la gran metrópolis pakistaní, todavía ha conocido atentados sinófobos en los últimos tiempos -contra el consulado de China- y hasta un intento de asalto beluchi a la bolsa de títulos, la más importante del país. 

El Instituto Confucio es el equivalente chino del Instituto Cervantes, dedicado a la promoción de su sinhueso en el foráneo. Poco que no le ha librado de polémicas en la India, donde sucesivos gobiernos le han inepto la autorización para aclarar un centro en Nueva Delhi, con el argumento velado de que podrían convertirse en nidos de espías. 

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