Hoy ha sido al revés. Calma antaño de la tormenta. Durante la salida neutralizada, hemos manido conversar alegremente Van der Poel y Van Aert. Una vez se ha bajado la bandera, han dejado de ser amigos. Al principio, una gran lucha para formar la fuga, con los favoritos buscando el corte bueno. Múltiples arrancadas sin futuro, tan solo para intentar avivar un poco la carrera y aislar alguno de los buenos.
El primer tramo de pavé, en el km 96, parecía allá. Y de repente, un invitado sorpresa, el rumbo. En una zona plana y expuesta, exacto cuando los líderes de los otros equipos estaban despistados, Ineos ha endurecido la carrera de forma abrumante. Michael Kwiatoski (IGD) ha puesto la directa y lo ha conseguido.
Los otros, persiguiéndose como si de pícaro y ratón se tratara, lo daban todo para coger rueda al ciclista precedente y evitar el corte. Y entre campos de colza, todo aquello se transformaba en el camino en dirección a el trono. A todas y todos nos asaltaba una duda: ¿Quién sería el nuevo Rey en el Meta?
Nulo estaba claro. La carrera dinamitada en el km 40 y todo un relato por escribir. Con todo ello, tras varios pinchazos, Ganna (IGD) ha hecho un meritorio esfuerzo para recuperar el tiempo perdido. Una auténtica exhibición. Seguidamente, esos vatios de más le pasarían cuenta.
Cada tramo de losa ponía a uno en su sitio. Mostrando una impecable destreza sobre la bici, los ciclistas iban sumando metros en su ciclocomputador. Pedalada a pedalada. Trago a trago. Se consumía el tiempo y aumentaba el desgaste en sus piernas.
E igual que al principio, en Ineos seguían jugando a ser ciclistas. En esta ocasión el que se movía sería Van Baarle (IGD). A 18 de meta. Y hasta el final.
Mohoric (TBM) y Lampaert (QST) le seguían de cerca, pero cualquier opción de cogerle se esfumaba. En uno de los últimos tramos, un desafortunado espectador, desequilibraba con un sutil toque al corredor de Deckeunick. Impotencia en estado puro.
Che botta Lampaert! 😱😱😱
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Sfiora un tifoso e cade per terra, sulle pietre della #ParigiRoubaix 💥
#EurosportCICLISMOpic.twitter.com/MXxryasu3K
Llegaba el momento. Van Baarle entraba al nuevo velódromo de Roubaix. Unos metros más allá, el sonido de la campana, alertando de la última envés. Posterior letra para el regalo y sin tener que contar esfuerzos. El averno se acababa mientras se acercaba a la empíreo. Sin creérselo, el holandés conseguía el agradecimiento que solo consiguen los más privilegiados: alzar el losa de la París – Roubaix. A partir de hoy, entrará en los registros para la historia de la reina de las clásicas.
Y aunque poco extraño, un vencedor con guantes en las manos. Guantes de puñal. Por la dureza del itinerario, los guatitas y heridas podían apostar una mala pasada.
Por detrás, Mohoric (TBM) vigilaba el reunión des de la parte superior del peralte.
En un inaugurar y cerrar de fanales, Küng (GFC) lanzaba un ataque, con una inmediata reacción de Van Aert para usar el segundo puesto.
Con lo de hoy, Ineos confirma su envite por las clásicas. Y de paso, se da la revancha a la mala suerte de Moscon en la previo tirada. Y con el ritmo más stop nunca registrado: más de 45km/h de media.
Por postrero, cerca de destacar el gran papel de Intermarché-Wanty (IWG), con dos corredores entre los 6 primeros. Papelazo. En cambio, Van der Poel (AFX) ha tenido una diligencia muy discreta. No todos los días se puede ser el mejor. Y menos en el Averno del Meta.
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