Israel confirma las quintas elecciones tras la disolución del Parlamento

Con la disolución definitiva de la Kneset certificada ayer, se confirmó que Israel celebrará sus quintas elecciones desde el año 2019. La nueva convocatoria electoral, que podría suponer el retorno de Beniamin Netanyahu al frente del gobierno israelí, se fijó para el próximo 1 de noviembre. Hasta entonces, Yair Lapid asumirá el cargo de premier provisionalmente. Su socio Naftali Bennett, exhausto por la presión, anunció su retirada de la vida política.

Los leales a Bibi Netanyahu le hicieron la vida difícil a Bennett, el exlíder del lobby de los colonos que logró conformar una coalición inédita. Por romper su promesa electoral de no regentar conexo a Lapid y concluir tejiendo un Ejecutante de ocho formaciones –incluida la valía islamista Ra’am–, las bases de la derecha nacionalista lo tildaron de “traidor”.

Bennett además afrontó dos dolorosas deserciones en las filas de su partido Yamina, y la imposibilidad de renovar una ley para aplicar la estatuto civil del país sobre los asentamientos israelíes en Cisjordania precipitó la ruptura del Gobierno. Por su corta vida (14 meses), los bibistas lo consideran el peor­ gobierno de la historia, conexo al fallido gobierno del socialista Ehud Barak previo a la segunda intifada (1999-2001).

Pero para los votantes de centroizquierda, así como para los electores que apostaron por facciones derechistas que prometieron no apoyar a Netanyahu, el Gobierno del cambio aportó un soplo de flato fresco. Durante la crisis pandémica y la pleito en Lazada en mayo del 2021, el país se sumió en una hélice de violencia interna que amenazaba con desintegrar el enredado puzle político social del Estado agarrado.

El Gobierno de coalición, creado para desalojar a Netanyahu, aportó un soplo de flato fresco

“Bennett me sorprendió para correctamente, logró conformar un Gobierno que representa a sectores muy diversos. Hasta cierto punto, se logró un pacto de dispositivo”, comentó a La Vanguardia Adam Rabinovitz (36), residente de Tel Aviv. Si correctamente preveía la prematura ruptura del Ejecutante, destacó que “lograron hacer renuncias y aportaron luz. Vivimos una verdad compleja, en mi tribu además hay laicos y religiosos, y debemos ponernos de acuerdo aunque no compartimos las mismas ideas”.

En este nuevo círculo, el experiodista y popular presentador televisivo Yair Lapid, que fundó el partido de centro Yesh Atid en el 2012, asumirá el mando del país. Luego de abriles de experiencia parlamentaria y décimo en gobiernos de dispar color político –incluso bajo mando del propio Netanyahu–, Lapid dispondrá ahora del mejor guardarropa para brillar su candidatura de cara a los próximos comicios.

En el horizonte tiene la visitante de Joe Biden en julio, liderar la campaña marcial contra Irán y las organizaciones a las que da apoyo en Oriente Medio, o eventuales desarrollos regionales. Esta semana, Israel pidió luz verde a la Casa Blanca para proveer de material de defensa marcial puntero a Arabia Saudí, próximo candidato a sumarse a los acuerdos de Abraham.

Lapid, que además se man-tiene al frente del Ocupación de Exteriores, inauguró su cargo en Yad Vashem, el ruego a las víctimas del Holocausto en Jerusalén. Frente a todo, antepuso la seguridad: “Le prometí a mi padre que siempre preservaré un Israel robusto, capaz de defenderse a sí mismo y afianzar un futuro de paz para las nuevas generaciones”.

En la ceremonia en que se traspasaron el ayuda de poder, Bennet lanzó una puya directa a Netanyahu: “Este cargo tan particular y este país no pertenecen a una sola persona, pertenecen a todo el pueblo de Israel”, señaló. Aunque Bibi tiene muchos números de obtener las quintas elecciones, su provocación irresoluto será pasar el acceso de 61 diputados requeridos para formar coalición. En marzo del 2021 fracasó, y la incertidumbre ahora es si aceptará incluir a la valía islamista Ra’am. Desde sus socios de extrema derecha del sionismo religioso, ya le alertaron que esa fórmula es inviable.

Pese a la breve duración del Gobierno del cambio, sus integrantes y votantes pusieron en valía su integridad decente y los riesgos asumidos. “Trabajé a las órdenes de varios líderes, y tú fuiste un primer ministro excelente, así como un buen amigo. Esta no es una ceremonia de despedida, porque no tengo intención de separarme de ti”, dijo Lapid a su socio, que seguirá ejerciendo de premier cíclico hasta noviembre.

La voluntad de cooperación no bastó, y las distancias ideológicas entre los ocho partidos del Gobierno Bennett-Lapid –especialmente respecto al conflicto con los palestinos– produjeron fisuras insalvables. Netanyahu, imputado en tres causas penales aspira a “devolver el orgullo, la fuerza y la esperanza a Israel”. Muchos sospechan que aspira a retomar el cargo para comprobar la inmunidad sumarial.

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