Crujen los aparejos de la izquierda

Un galera de madera no se desvencija cuando cruje, pero los crujidos son indicio de la tormenta que se atraviesa. Este fin de semana se han oreja los crujidos del bajel de la mecanismo de la izquierda en tres foros, la presentación de la plataforma Sumar, el XXI congreso del PCE y el consejo ciudadano estatal de Podemos. Los tres eventos salieron razonablemente proporcionadamente para sus protagonistas, pero en los tres estaban, patentes y latentes, audibles como el chirriar de las juntas de madera, las tensiones de la reconfiguración que el espacio de la izquierda tiene por delante para concurrir con garantías a la expedición electoral de 2023.

El primer evento, el de Yolanda Díaz en Matadero, fue un éxito de crítica y sabido –como cantan los clásicos–, si proporcionadamente su discurso expedito de siglas y de pasado no gustó a los que esperaban un registro al camino andado por Unidas Podemos hasta aquí. Juan Carlos Monedero, cofundador de Podemos que asistió a la puesta de generoso de Díaz, bendecía la iniciativa pero lamentaba la desaparición de esos títulos de crédito como tasación de la senda recorrida. La asepsia de la vicepresidenta, que pidió expresamente la desaparición de líderes políticos en el acto, gustó tanto a un sector de los asistentes como decepcionó a los que se han dejado pelos en la hueco en el zaguero quinquenio y aspiran, cuando menos, a una mención agradecida.

La vicepresidenta segunda del Gobierno, Yolanda Díaz, el viernes en la presentación de Sumar (Dani Duch)

La vicepresidenta segunda del Gobierno, Yolanda Díaz, el viernes en la presentación de Sumar (Dani Duch)

Los sectores críticos del PCE y Podemos reclaman el paso de su identidad política en Sumar

El segundo evento fue el XXI congreso del PCE, relacionado con lo aludido, no solo porque Díaz tenga carné del partido y el secretario caudillo, Enrique Santiago, asistiera a la presentación de Sumar, sino porque el gran debate en el congreso, el que alimenta a los críticos con la dirección es precisamente la política de alianzas del comité central, y la valor que Santiago abrazó tiempo ha de incorporar el partido al proceso de confluencia con Podemos. De hecho, el compromiso de Santiago, como el de Alberto Garzón al frente de IU, fueron fundamentales para que Podemos sobreviviera al cisma errejonista del 2019. Santiago –tras un sábado agitado por los sectores críticos con plantes, protestas y algún teatral forcejeo– logró ayer la reelección con el 54% de los votos, en un congreso delicado por celebrarse inmediatamente a posteriori de la cumbre de la OTAN y con el secretario caudillo del PCE como secretario de Estado del Gobierno huésped del cónclave atlantista. Poca broma. Esa condición ha resucitado viejos utensilios identitarios de la izquierda, avivados desde foros y redes de Podemos, que paradójicamente –o no tanto– han soliviantado más a las bases de IU y PCE que a las suyas.

Ese es el principal desafío que enfrenta Yolanda Díaz y su nuevo balandro Sumar: los furores identitarios de unas marcas –Podemos, IU, PCE, Más País, comunes, Compromís...– a las que pretende incorporar a su artefacto, para lo que deberá satisfacer el narcisismo de cada identidad.

Díaz evitó el viernes toda referencia a los partidos que pretende integrar en su plataforma

Ese fue el tenor del consejo ciudadano estatal de Podemos, el sábado por la mañana: una reivindicación del valía de la marca morada como protagonista de la decano transformación del espacio político castellano y principal responsable de la consecución del primer Gobierno de coalición. La dirección, en destapado –con la intervención de la secretaria caudillo, Ione Belarra–, y luego a puerta cerrada, lanzó un exhorto a sus cuadros a exhibir el músculo, los colores y el patrimonio político de Podemos.

Pese al ruido generado por el compra en Defensa o las listas de Andalucía, la auténtica tensión no está ligada a estrategias políticas sino a las aspiraciones de sobrevivir de las distintas identidades, que tienden a cerrarse sobre sí mismas frente a la pretensión de Díaz de diluirlas en el tesina decano. IU y el PCE están dispuestos a sumarse en las condiciones que marque la vicepresidenta. Podemos en principio, incluso, pero, a día de hoy, como los sectores críticos comunistas, con el expresión enfurruñado. Crujir de madera y dientes.

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