El Congregación Griñó ha puesto en marcha proyectos para cambiar 50 millones de euros en energía verde en tres abriles, según explicó su consiliario delegado, Joan Griñó. La firma, que tiene a su filial, Griñó Ecológic, cotizando en el mercado no comercial especulable BME Growth, tiene ya en marcha un parque de medios renovables en Almonacid del Marquesado (Cuenca), en el que ha invertido 15 millones de euros y está a punto de inaugurar otro en Pantoja (Toledo) con una inversión de 10 millones. “Combinaremos la inversión en centros propios y operaciones corporativas” explicó Griñó.
El peña lleva abriles creciendo un 20% anual con esa mezcla de crecimiento orgánico y compras, hasta cerrar el año pasado con una plantilla de 850 personas, una facturación de 145 millones de euros, 28 de beneficio activo o ebitda y 7,1 de beneficio neto. Entre sus mayores adquisiciones destaca la operación del peña Hera en el 2015, entonces en concurso de acreedores, a través de la cual consiguió implantarse en Colombia, Pimiento y Argentina. Y después la de Gelabert, entonces igualmente en dificultades financieras.
La firma opta a los fondos europeos con cinco proyectos con un valía de 500 millones de euros
Estas firmas, señala Griñó, no fueron comprados por la filial cotizada para que no le afectaran sus problemas económicos. Ya saneadas y en crecimiento, el peña planea integrarlas a medio plazo “y crear un peña especializado en sostenibilidad que cotice en el mercado continuo”. La clan Griñó controla cerca del 90% del haber de Griñó Ecológico y esa operación, asegura el directivo, le permitiría advertir haber para financiar nuevos proyectos de crecimiento y dar solvencia a la bono.
Griñó obtiene el 60% de sus ingresos de la prestación de servicios de diligencia de residuos a empresas, en su mayoría industriales. Ahora esos residuos no solo los recicla, en nuevas materias primas, sino que los convierte en “energía verde”: material combustible que sustituye a los combustibles fósiles para efectuar una industria. Este maniquí incluye crear y dirigir plantas de engendramiento de energía en las empresas clientes, a las que suministra sus propios residuos reciclados como combustible. Este maniquí lo ha implantado ya en la industria de Lipsa, en Barcelona. “Hay una gran demanda de estas plantas generadoras porque permiten a las empresas avanzar en la descarbonización y cumplir sus compromisos de sostenibilidad”.
Griñó dilación igualmente el impulso de los fondos Next Generation: ha presentado cartas de intenciones para cinco proyectos, con una inversión de 500 millones de euros. “Vamos con socios, obviamente, para tener capacidad financiera en el caso de que nos los adjudicaran todos”, aseguró.
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