Iggy Pop, las agallas de un clásico

Iggy Pop es uno de los iconos incontestables del rock, y más tras ocurrir fallecido sus amigos Lou Reed y David Bowie. Y encima, por mucho que se haya estado castigando durante más de medio siglo de convulsa carrera, sigue a sus 75 primaveras en consumado estado de forma. Lo demuestra en la viaje de presentación de su posterior elepé, Free (2019), jazzístico y práctico, el decimoctavo de su carrera en solitario.

Lo hace acompañado de un peculiar y engrasado conjunto, liderado por la guitarrista Sarah Lipstate Noveller , que incluye sección de rumbo con Corey King (trombón) y Leron Thomas (trompeta); se completa con Florian Pellissier (teclados), Grégoire Fauque (guitarra), Sylvian Ruby (bajo) y Thibaur Brandalise (escuadrón). Es la primera vez que La Iguana de Detroit actúa con una facción que se sale del cumplidor canon rockero.

Es la primera vez que La Iguana actúa con una facción que se sale del cumplidor canon rockero

Tras triunfar y percibir inmejorables críticas en sus pases por el festival Jazzaldia de San Sebastian y el Teatro Verdadero de Madrid, llegaba al Guíxols Arena de Sant Feliu de Guíxols para presentar un surtido repertorio que alterna temas del posterior disco con clásicos inapelables de su años de oro como frontman The Stooges y de su discografía en solitario. Y si acertadamente empieza el concierto trajeado, ya al poco tiempo se queda con el torso desnudo. A pesar de tener la piel arrugada y marcada por las cicatrices del tiempo, sigue transmitiendo aún la enojo sublevado del que fue icono del rock más salvaje. De punk con mentalidad suicida, ha pasado a ser un señor anciano que coquetea con el swing y lo práctico, pero siempre manteniendo la dignidad de algún que sabe que se debe a su mito y que a la vez se permite el ostentación de meterse en otros registros, de los que sale muy airoso, y más si tenemos en cuenta que su personal voz sigue incólume. Con el tiempo ha adquirido un tono ronco y pesado que da espinilla y profundidad a unas canciones que son auténticos mojones del rock más iconoclasta.

Con los actuales arreglos, T.V. eye, Death trip, Gimme danger, I’m sick of you, I wanna be your dog, Fun house y Search and destroy alcanzan un nuevo brillo, sin desmerecer la esplendor de unas canciones que en su día pusieron peligro al rock. Y alguna de las nuevas, como Loves missing, con su cavernosa voz, nos trasladan a la época del rock siniestro. Igualmente estrenan James Bond , que suena con el groove de una facción sonora de película de hecho. En lo que se refiere al tema titular, Free , es una digresión de carácter ambien t a lo Fourth World de Jon Hassell.

Otros momentos culminantes del concierto son cuando recupera sus grandes clásicos, empezando por el inmortal Lust for life , canción que da título a un elepé fundamental de 1977, y el tema más comercial y exitoso de su carrera The pass enger.

Igualmente rescata en los primeros compases del concierto temas del seminal New values, como Five foot one y The endless sea , y más tarde de The idiot, la potentísima Sister midnight, a ritmo de funk, y Mass production, con la trompeta distorsionada y los sintetizadores como protagonistas. Iggy se renueva para no dejar de ser nunca él mismo, en una transformación camaleónica que muestra las coraje de un gran clásico del rock.

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