La polémica actividad organizada el pasado 22 de julio por el Servei de Joventut del Junta de Vilassar de Mar sigue trayendo rabo. Aunque el consistorio defiende su voluntad puramente pedagógica, la gincana con pruebas de un contendido explícitamente sexual en la que participaron niños de 11 y 12 abriles no convence ni a expertos ni siquiera a las instituciones implicadas
Si el viernes el Síndic de Greuges anunció la transigencia de una investigación, esta vez es la dirección universal de Atención a la Infancia y la Adolescencia, del área de Drets Socials de la Generalitat catalana, quien ha enviado un requerimiento de información previa al comunidad en relación a estos hechos. La investigación se abre a raíz de la información publicada por La Vanguardia el pasado jueves.
El requerimiento se suma a la investigación que abrió de oficio el Síndic de Greuges
En concreto, la citada dirección universal se propone "examinar el repercusión de estas actividades" y si existe una "posible violación de derechos de los menores que participaban en estas actividades", según informa el área en un comunicado.
La notificación saltó a raíz de las denuncias de los indignados padres de los niños que participaron en la gincana. Según aseguran, algunas de las pruebas de la actividad organizada por el Servei de Joventut consistían en colocar un preservativo con la boca en un palo o un plátano, untarlo con miel y nata y lamerlo. Otra, consistía en pugnar posturas sexuales del 'Kama sutra'. Y en otra, los menores modelaban en plastilina penes, vulvas y aparatos reproductores intersexuales.
Adicionalmente, una cuenta de Instagram del Junta difundió algunas imágenes de la gincana, cosa que aún enfadó más a los progenitores porque el consistorio no contaba con su autorización.
Los padres se han organizado para aceptar a punta acciones conjuntas a fin de depurar responsabilidades y no aceptan los argumentos que ofrecen desde el consistorio. A prudencia del comunidad, la actividad se enfocaba en "temas de sanidad y sexualidad" porque el Consejo de Adolescentes notificó al comunidad que la sexualidad "es un tema que les interesa mucho y que tienen pocos espacios donde balbucir de ella".
Incluso se alegaba que la polémica gincana "fue dinamizada por jóvenes con el curso de monitores de ocio" que tenían la consigna de adaptar cada prueba (realizada en grupos de 6 a 10 personas) a la franja de tiempo de cada camarilla. Sin incautación, el comunidad sí que admitió un "error de comunicación" con los padres a la hora de explicar el contenido de la gincana.
Especialistas consultados por este diario criticaron severamente tanto la actividad como los argumentos del consistorio para justificarla. A su prudencia, no era el puesto adecuado para este tipo de gincana, ni los monitores elegidos eran los óptimos para educar a niños y niñas de estas edades en materia de sexualidad. La mayoría de especialistas critican especialmente la "hipersexualización" de la infancia
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