Descubiertos los restos fósiles de la tortuga marina más grande de Europa

Investigadores del Instituto de Paleontología Miquel Crusafont (IPC) y del Museo de la Conca de Dellà (MCD) han descubierto los restos fósiles de la tortuga flota más vasto hallada de Europa, entre las localidades ilerdenses de Tremp y la Seu d'Urgell. 

En el cantera de los Pirineos Meridionales conocido como Cal Torrades, los investigadores encontraron restos de un caparazón y de una pelvis fragmentada de tortuga cíclope. Las dataron como fósiles de la Era Campaniana, en el Cretácico Superior, hace entre 83,6 y 72,1 millones de primaveras. Por aquel entonces, el sureste de Europa era un archipiélago y la zona estaba sumergida bajo el mar. 

Lugar de la excavación

Emplazamiento de la excavación, en el registro fósil de Cal Torrades en Lleida 




Àngel Galobart

Tras varios observación y comparaciones con fósiles de otras especies extintas, los investigadores determinaron que los restos hallados no se correspondían con ninguna especie de tortuga flota cíclope conocida. La tortuga más vasto referenciada en Europa medía 1,5 metros y pertenecía a la especie Allopleuron hofmanni. Hoy, los investigadores presentan en Scientific Reports Leviathanochelys aenigmatica, nueva especie perteneciente, incluso, a un nuevo rama o taxón. 







La especie descubierta podía alcanzar los 3,74 metros de grande

Durante el cretácico ya había tortugas marinas gigantes, pero no en aguas el archipiélago europeo, sino norteamericanas. Allí las tortugas del especie Archelon podían demorar a cronometrar 4,6 metros de grande y pesar 3,2 toneladas. "Se pensaba que las tortugas marinas más grandes que habían surcado los océanos estaban restringidas a Norteamérica durante el Cretácico superior", explican los autores en su trabajo. "El descubrimiento del nuevo quelonioide descomunal y extraño Leviathanochelys aenigmatica, que rivaliza en tamaño con Archelon, arroja luz sobre la diferencia de las tortugas marinas y sobre cómo el engendro del monstruosidad en estos grupos se producía incluso en Europa", añaden.

Los investigadores confían en que los fósiles hallados en Lleida no pertenecen ni al mismo especie ni al mismo rama o taxón de las especies de tortugas gigantes del especie Archelon. Fundamentan su opinión en que tanto la pelvis como el caparazón de Leviathanochelys aenigmatica tienen unas proporciones muy distintas. 

Reconstrucción ilustrada de Leviathanochelys aenigmatica

Reconstrucción ilustrada de Leviathanochelys aenigmatica




ICRA Arts

La especie nuevamente descubierta alcanzaba una envergadura de 3,74 metros de grande con una pelvis de 88,9 centímetros de orgulloso, mientras que la más vasto referenciada de Archelon no alcanza más de 81 centímetros. Adicionalmente, la forma de esta nueva pelvis no coincide siquiera con la de ninguna otra especie de tortuga conocida, extinta o viviente.







Hasta ahora solo se habían hallado fósiles de tortugas marinas colosales en Norteamérica

Por este motivo, los autores han asignado a estos fósiles encima de una nueva especie, un nuevo rama: Leviathanochelys, que anima a reflexionar sobre el monstruosidad en distintas especies de  hábitats distantes.

Excavación de los restos de Leviathanochelys aenigmatica

Excavación de los restos de Leviathanochelys aenigmatica




Àngel Galobart

"El hallazgo de Leviathanochelys sugiere firmemente que el monstruosidad en las tortugas marinas se dio de forma independiente, por diferentes linajes a lo grande del tiempo. Aunque no se conocen los procesos evolutivos exactos que favorecieron un decano tamaño corporal de Leviathanochelys aenigmatica, se ha demostrado que el tamaño corporal de las tortugas marinas actuales está relacionado con una combinación de factores ambientales como, por ejemplo, la presión frente a depredadores, la competencia, la temperatura o la capacidad de migración", secundan los autores.

Para los paleontólogos, este descubrimiento "abre una nueva sarta de exploración y plantea nuevos interrogantes por resolver sobre los mecanismos evolutivos y las presiones ecológicas que pudieron respaldar la crecimiento independiente de tortugas marinas colosales (con un caparazón de más de 2,5 metros de distancia) en múltiples linajes, especialmente durante el Cretácico Superior", concluyen.

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