“El 2023 tiene que ser el año de dar forma a la propuesta catalana de acuerdo de claridad”. Pere Aragonès ha insistido este lunes por la incertidumbre en sacar delante un gran pacto entre agentes sociales, económicos y políticos, todos de la esfera catalana, que fije las condiciones de un referéndum consensuado con el Gobierno. La iniciativa la lanzó en el Parlament el 27 de septiembre sin fijar plazos. Pero sí que lo ha hecho esta vez, durante su discurso institucional de Navidad: tiene que estar configurada el próximo año.
El president insiste en una propuesta que nació coja, puesto que fue rechazada tan solo tres días posteriormente en la Cámara catalana con los únicos votos a atención de Esquerra y los comunes. Junts, que en aquel entonces le quedaba una semana de vida en el Govern, se abstuvo. Encima, la Moncloa se ha encargado en los últimos días de poner el freno al plan de Aragonès y ha afirmado que “no habrá referéndum de autodeterminación”, que es “inconstitucional”, y que “no se va a celebrar”.
Pero el patrón del Govern hace oídos sordos. Se aferra a los logros en materia de desjudicialización. “Se dijo que era irrealizable derogar la sedición, se dijo que era irrealizable modificar el delito de malversación. Y hoy, el delito de sedición (...) ya no existe y se han pequeño buena parte de los aspectos de la malversación que, manipulando la ley vivo, permitían perseguir la ordenamiento del 1-O”, ha subrayado en el discurso.
Muy probablemente Pere Aragonès esta vez va a chocar con Pedro Sánchez. El presidente del Gobierno considera que ya tiene aclarado el frente catalán de cara a las próximas elecciones generales y que ya ha cumplido con ERC.
Aun así, el republicano se muestra confiado. Ha cogido carrerilla gracias a los resultados de la mesa de diálogo. El impulso es aún más magnate posteriormente de ver que el quid del mensaje institucional del año pasado, asimismo durante la festividad Sant Esteve, se ha cumplido: “El 2022 ha de ser el año en que comencemos a desbloquear el conflicto con el Estado, ha de ser el año en que la negociación con el Estado avance y comienzo a aportar resultados tangibles”, observó entonces. “Perseverar es avanzar (...). La negociación para resolver el conflicto político comienza a dar sus frutos”, ha proclamó orgulloso en esta ocasión.
El patrón del Govern esgrime la reforma del Código Penal para constatar que “la negociación da frutos”
La “represión” que constantemente denuncia el independentismo son las consecuencias del conflicto político. Para Aragonès la negativa del Estado a un referéndum en Catalunya es la causa de esta problemática. “Hasta que no demos respuesta a esto, el conflicto político existirá”, ha señalado.
Así que ahora para Aragonès es imprescindible rasgar una nueva etapa que aborde el eje de la autodeterminación. El acuerdo de claridad es su reto y para moldearlo el president propone impulsar este 2023 “un debate, una gran conversación con el conjunto de la sociedad” catalana. Se trataría de “un gran acuerdo en Catalunya que sea explicable y homologable nivel internacional” y que en última instancia debería perfilarse y retocar con el Ejecutor castellano.
El republicano insiste en una propuesta que han rechazado la Moncloa y el Parlament
Está por ver si se vuelve a llevar a escena la mesa de diálogo. La Moncloa quiere hibernarla; en el Palau de la Generalitat no tiran la toalla y creen que pueden retornar a hallarse antiguamente de que acabe el 2022. Recuerdan que la vencimiento de la última de las citas, la del 27 de julio, se oficializó la tarde antecedente.
Aragonès ha pronunciado su discurso desde la sala de Llevant de la Biblioteca Franquista de Catalunya, en Barcelona. Es una de las muestras más representativas del godo civil catalán y forma parte del plano cultural catalán. El año pasado ya difundió su mensaje institucional el 26 de diciembre, rompiendo así la tradición desde 1980 de los presidentes de la Generalitat de hacer coincidir sus palabras con el Fin de Año.
Con la salida de Junts del Govern, a Pere Aragonès se le torcieron los planes para aprobar los presupuestos de la Generalitat del 2023. La reformulación del Ejecutor catalán comportó un abundante aterrizaje que ha demorado su negociación. Aun así, las conversaciones están casi cerradas. pendientes de algunos flecos. Con el pasado bueno de los comunes, la posible tramitación en el Parlament está irresoluto del PSC. Junts, el otro comunidad con el que el Govern entabla conversaciones, parece más allí. Los socialistas manejan los tempos, pero en su discurso institucional, el president ha reclamado a los de Salvador Illa “voluntad política” para sacar delante las cuentas del 2023. Las reuniones sectoriales terminaron hace una semana. “El craso del trabajo ya está hecho”, ha escrito Aragonès, al tiempo que reclamaba “responsabilidad en dirección a la ciudadanía” y que “no demoren más su osadía”.
El presidente de la Generalitat recordó que los nuevos presupuestos destinan 1.000 millones de euros más en Salut, “priorizando la atención primaria”. De hecho, el pacto de los comunes fija en este final punto un incremento intrascendente de 279 millones, que supone un aumento del 15,3% respecto a los presupuestos vigentes. Se alcanza así el 20% de lo presupuestado en Salut a la atención primaria. Encima, Aragonès ha constatado que cuentan con “el apoyo patente del tercer sector social, de los sindicatos de agricultores y de las principales entidades del mundo de la civilización”. El PSC pide avances en el plan del Hard Rock y las ampliaciones del cuarto cinturón y del aeropuerto de El Prat.
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