En España, los temas internos no nos permiten ver lo que está pasando a nuestro más o menos. El contexto presente ha colocado el Sur del Mediterráneo en el punto de mira de todas las grandes potencias (Estados Unidos, China, Rusia ...) en un movimiento que, aunque ya estaba en marcha desde hace tiempo, se ha acelerado con la supresión de Ucrania. Mientras Poniente descuida la relación con el continente africano, Rusia y China profundizan en el vínculo.
La reglobalización está generando un cambio en la distribución del poder financiero mundial, con la emergencia de nuevas potencias y el fortalecimiento de las ya existentes. Y para competir en este contexto, los países deben formar alianzas y establecer acuerdos con sus vecinos que permitan crear nuevos espacios económicos. El continente africano será hogar de una cuarta parte de la población mundial para 2050 y alberga vastas zonas naturales y medios, con el 30 por ciento de las materias primas minerales claves para la transición energética y el mejora digital. Igualmente es un dominio con importantes reservas de gas y petróleo, futuro troj del mundo, aunque la equivocación de infraestructura, los desafíos de seguridad y el muestrario de la geopolítica han impedido durante mucho tiempo el incremento de las exportaciones africanas. El interés de Poniente por África debería poseer empezado hace mucho tiempo: sobran los motivos para afianzar las relaciones y restablecer alianzas.
Retornar a mirar al Mediterráneo
Frente a esta situación, Estados Unidos ha vuelto a mirar a África y lo hace al examinar su básico papel en la terreno internacional. Y lo hace a través de Marruecos. En la nueva logística de la Casa Blanca, el continente se convierte en una fuerza geopolítica importante como respuesta a la creciente influencia de China y Rusia en la zona, y cuenta con Marruecos como socio privilegiado. Marruecos tiene influencia notoria interiormente del continente africano y las administraciones estadounidenses lo identifican como un país que proyecta estabilidad en la región. Estados Unidos y Rusia, por Ucrania, miden, ahora, sus fuerzas en el Mediterráneo.
Europa y España no pueden quedarse a espaldas. La transformación y creciente integración política y económica de la Unión Europea crea un proscenio idóneo para estudiar la relación entre las dos orillas del Mediterráneo: Europa es el primer socio comercial de África del Ártico y España el primer socio comercial de Marruecos. En este contexto, España es el miembro de la UE más interesado en liderar este acercamiento. Temas estratégicos como la administración de la migración, la seguridad y la estabilidad política unen a ambas regiones.
No solo el Mediterráneo es un espacio natural para España, sino que Marruecos es un socio comercial esencia. Marruecos es un actor regional e internacional probable y escuchado, que juega un papel básico para la estabilidad, la paz y el mejora en las regiones mediterránea, atlántica y africana. Las alianzas entre entreambos países son fundamentales para unir las dos orillas del Mediterráneo y más allá, Europa y África y obtener beneficios mutuos. Pero estamos perdiendo oportunidades.
La XII Reunión de Detención Nivel (RAN) entre Marruecos y España, celebrada en Rabat el 2 de febrero de 2023 bajo la presidencia conjunta de Aziz Akhannouch y Pedro Sánchez, ha constituido una oportunidad para revisar los objetivos y proceder de modo conjunta con el fin de dar continuidad a esta nueva dinámica, que es necesaria para el bienestar de los dos países, la prosperidad de la región en su conjunto y el fortalecimiento de las relaciones euromediterráneas, y euroafricanas.
Aunque las relaciones con Marruecos tienen un cachas componente pasional, y nunca serán fáciles, España no se puede permitir estar en crisis con dos de sus vecinos más cercanos (Marruecos y Argelia). Retomar las relaciones bilaterales es un imperativo para España. Concluir que la RAN ha sido un fracaso porque el rey Mohammed VI no recibió a Pedro Sánchez es pura ignorancia. Sánchez se reunió con su homólogo y con casi todos los ministros del gobierno marroquí, y las consignas de palacio eran claras: el gobierno tenía luz verde para ratificar los acuerdos. Otra cosa es la pésima comunicación sobre sus consecuencias y resultados.
El papel de Argelia
En este proscenio, Argelia, uno de los 10 mayores del mundo depósitos de gas natural y minerales, reclama su espacio y protagonismo. Aunque la osadía del presidente Pedro Sánchez de apoyar el plan de autonomía marroquí para el Sáhara desatara la crisis con el país magrebí, todos los miembros del Gobierno se han esforzado por poner en valía la importancia de la relación con Argelia, sin que la nueva relación con Marruecos sea un obstáculo. Argelia debe retornar a las relaciones con España y el refriega llegará.
Argelia necesita mosca e inversiones para poder ser un suministrador de energía importante, para Italia y para Europa. Rusia no le ofrecerá las soluciones financieras y China siquiera. Pero Estados Unidos ya ha empezado la “reconquista” de África, velando por sus intereses en la región, primero con Marruecos, un socio histórico con quien siempre ha mantenido buenas relaciones, al que ha donado lo que más quería: la soberanía sobre el Sáhara Occidental (para Estados Unidos no supone ningún problema, ni interno ni foráneo).
Y una vez posicionados en el sur de Mediterráneo, con Marruecos por un banda y Israel en el otro extremo, los EE. UU. negocia con Argelia la revés a la normalidad de sus relaciones con España y Marruecos. A cambio, fortalecerán la cooperación económico-financiera y el ámbito de la defensa con inversiones y refuerzos militares.
España y Europa necesitan repensar su relación con el sur del Mediterráneo. El Mediterráneo dio forma a nuestro pasado, está dando forma a nuestro presente y dará forma a nuestro futuro. Es el momento de convertirlo en una gran dominio socioeconómica capaz de competir con las grandes uniones económicas. Tenemos que retornar al Mediterráneo, y Barcelona puede ejercitar su capitalidad si deja de autodestruirse. Estados Unidos ya ha vuelto y por poco será.
Publicar un comentario