¿Qué es más importante: tu pareja o ganar todas las discusiones?

Ego, competitividad, cabezonería o simplemente el empeño de tener la razón. Hacerse un lío en una discusión estancada en el punto de osar quién es el vencedor es uno de los motivos de conflicto más comunes de las parejas. Asentarse en una conducta basada en querer cobrar siempre las discusiones no solo es poco inservible, puesto que, por otra parte, los temas debatidos suelen ser grises, no blancos o negros. Sino que representa uno de los comportamientos que pueden arruinar una relación y más evidentes, especialmente, si se repiten una y otra vez sin remedio.

En las relaciones sociales, incluidas las de índole amoroso, es habitual e incluso saludable no estar de acuerdo acerca de muchos temas. Cada persona tiene una opinión y punto de olfato, surgido a través de sus propias vivencias y experiencias. De modo que la aparición de estos desacuerdos, a veces convertidos en conflictos, resulta ineludible. Por lo que hay que educarse a gestionarlos adecuadamente. Para lograrlo, la esencia está en la comprensión y la empatía que se desarrollará entre ambas partes.







¿Por qué hay parejas que discuten siempre?

Cuando una discusión deja de ser un intercambio de pareceres y se convierte en una lucha por ver quién impone su “verdad” sobre la otra persona, se cae en un comportamiento agorero que hay que evitar. Y en el momento en el que esto pasa a ser la dinámica habitual, el resultado es una pareja que está constantemente discutiendo.

Antaño de que se genere ese circunstancia de tensión y de lucha de poder, ambas partes deben adoptar una conducta de audición activa para comprender el punto de cada uno de ellos. Precisamente el principal detonador de estos conflictos se zócalo en que una parte de la pareja no se siente escuchada por la otra. No existe empatía, y sin ella, el vínculo popular se irá debilitando cada vez más.

Esta descuido de comprensión y de empatía tiene a la vez una raíz y una consecuencia, que se agrava con el tiempo. Se proxenetismo de la marcha de comunicación emocional, es aseverar, se reprimen las emociones y se produce un silencio de la efusión que afecta a la confianza mutua. No sentirse escuchado, comprendido y seguro con alguno hará que esa persona no decida relacionarse ni comunicarse autónomamente. Precisamente esto es, al mismo tiempo, una de las razones por las que las discusiones se convierten en una batalla en la que nunca puede ocurrir ganadores.

Una de las tareas más importantes que debe resistir a agarradera una pareja saludable consiste en establecer límites, que permitan el respeto y la valoración mutua. Esto es fundamental en todo tipo de situaciones y circunstancias y ayudará a construir los títulos que toda relación necesita. Sobre todo, la comunicación.

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