Una mujer de 82 primaveras fue declarada muerta en un orfanato de ancianos de Nueva York, pero tres horas luego se descubrió que respiraba en la funeraria a donde la habían llevado, ha informado la policía del condado de Suffolk.
La anciana, que residía en el Centro de Rehabilitación y Dispensario Waters Edge en Port Jefferson, en Long Island, fue declarada fallecida a las 11.15 horas del pasado sábado. La mujer, cuyo nombre no fue revelado, fue trasladada a la funeraria O.B. Davis en Miller Place a las 13.30 de ese mismo día. Los empleados del servicio de pompas fúnebres descubrieron a las 14.02 que estaba viva y respiraba, de modo que fue llevada de aprieto a un hospital. El asunto ha sido remitido a la oficina del fiscal caudillo del estado para su investigación, explicó la policía.
No es el primer caso
Se da la circunstancia de que un centro de atención de Alzheimer en Iowa acaba de ser multado con 10.000 dólares (9.306 euros) luego de determinar muerta a una paciente por error, según un crónica del Unidad de Vigor del estado.
La paciente, una mujer de 66 primaveras, fue declarada muerta por miembros del personal del Centro de Atención Singular para el Alzheimer de Glen Oaks en Urbandale (Iowa), el pasado 3 de enero, y trasladada a una funeraria. Pero cuando los trabajadores de pompas fúnebres abrieron la bolsa para cadáveres, la mujer estaba viva y luchaba por respirar.
Una ambulancia la transportó, con las constantes vitales muy bajas, a un hospital, pero, siguiendo las indicaciones de su testamento vivo, no se le aplicaron procedimientos para mantenida con vida artificialmente y fue llevada de regreso a la residencia de enfermos con alzheimer, donde falleció dos días luego.
La mujer había ingresado en el centro de cuidados especiales en diciembre del 2021 con demencia, ansiedad y depresión de inicio temprano. Ingresó a cuidados paliativos a fines de diciembre de 2022 con demencia senil y fue tratada con el medicamento para la ansiedad lorazepam y anestésico, un analgésico, según informa The New York Times.
A finales del pasado enero, sus signos vitales y su capacidad de respuesta empeoraron. Se negaba a manducar y tenía convulsiones. Un médico ordenó un aumento de anestésico y lorazepam, según el crónica.
Otro caso de similares características ocurrió en el 2020 en Michigan. Los paramédicos declararon muerta a una mujer con parálisis cerebral, pero horas luego un trabajador de la funeraria descubrió que respiraba cuando se preparaba para momificar su cuerpo.
Y en 2018, una mujer sudafricana que fue declarada muerta en la panorama de un incidente automovilístico, resucitó horas en una morgue.
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