‘And the winner is...’: el zorro

A principios de enero estrené una cámara de fototrampeo. Es una cámara que funciona con infrarrojos y que se activa con el movimiento. La colocas en un circunscripción donde piensas que puede acontecer animales, la dejas allí unos cuantos días (de lunes a viernes, por ejemplo, cuando circula menos muchedumbre por el bosque). Cada vez que pasa por delante un puerco salvaje, una jineta, una fajina, un corzo, un tejón o un par ratones, la cámera se activa y filma un breve vídeo de treinta segundos. Es impresionante ver qué pasa de indeterminación en los lugares que conoces. Tengo la suerte de habitar cerca de unos bosques conveniente correctamente conservados, he filmado mucho y he aprendido un montón de cosas. Para atraer a los bichos puedes utilizar señuelos, pero es más interesante pasarte sin ellos: los animales han de buscarse solos el alimento, si no, introduces en el bosque un dato extraño, distorsionador. Pero el pasado invierno, con una sequía grande, en el monte había muy poca comida, los días de más frío me dediqué a repartir unos puñados de avellanas. Cómo te cambia la guisa de ver el bosque pensar dónde vas a colocar la cámara. Descubres agujeros recientemente excavados, panorama de madrigueras que no sabes a qué bestia pertenecen. Una de las cosas que he aprendido es que, para defecar, las ginetas escogen piedras elevadas, desde donde pueden controlar si cualquiera se les acerca en esta situación abandonado. Me ha pasado horas buscando zurullos (con perdón) de jineta sobre atalayas de piedra.

Me ha pasado horas buscando zurullos (con perdón) de jineta sobre atalayas de piedra

El día del estreno filmé un zorro que bajaba a succionar a un torrente. Había tirado por allí unas avellanas Llegó, las localizó al momento, cogió una y se la llevó para zampársela en un circunscripción apartado, donde no debía ver la luz impertinente del piloto. Las diferentes bestias reaccionan de guisa muy distinta frente a la cámara. La fajina ve una luz en el bosque y lo primero que hace es ir a ver qué pasa. Tengo guardados un montón de vídeos de caritas de fajina que van directas al objetivo para olisquearlo: llegan a estar tan cerca que restregan el cuello en la cámara. En la red he trillado fototrampeos de muchedumbre con mucha más experiencia, con la misma secuencia. Las ginetas asimismo son muy curiosas y quieren enterarse qué es esa caja de camuflaje. En cambio, los jabalíes de estos andurriales se asustan por mínimo. El zorro es muy sofisticado. ¿Cómo agallas es capaz de encontrar tan fácilmente las avellanas que coloco en lugares inaccesibles? ¡Porque me huele a mí! Sale de la reparo, en la alba, y piensa: a ver por dónde ha pasado hoy el señor de las avellanas. Un día dejé próximo al camino una pera muy madura. El puerco salvaje, atolondrado, entró y salió varias veces del plano. El zorro dio un par de vueltas de inspección, lentas y cabales, y, tras constatar que no había peligro alguno, atacó la pera. Fábulas del fototrampeo sería un buen título para un compendio que retratara cada animal con su psicología.

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