El 87% de los ancianos quiere pasar sus últimos años de vida en casa

El fin de la pandemia parece acercarse con la retirada de las mascarillas. Para los ancianos, ese colectivo que fue objeto de preocupación para muchos durante la crisis sanitaria, la soledad no ha cesado con la envés a la normalidad. La Comunidad de Sant’Egidio en Barcelona ha presentado un nuevo maniquí de protección y cura de los mayores, basado en la prevención, el seguimiento y la señal de permanecer en su hogar en sus últimos primaveras de vida.

En un estudio hecho recientemente se constata que el 87% de los ancianos quiere producirse los últimos primaveras de su vida en casa. El referencia de la entidad hecho en residencias de ancianos en Barcelona refleja que solo el 4% quiere permanecer en ellas. “Debemos certificar el deseo de nuestros mayores de permanecer en su hogar”, ha dicho Jaume Castro, responsable de la Comunidad de Sant’Egidio en Barcelona.

Sistema de residencias

La protección domiciliaria solo es accesible para el 4% de los ancianos

Sin retención, la institucionalización es el eje en el cual se vertebra el sistema de atención a mayores. La proporción de plazas residenciales no ha cambiado en 50 primaveras y las de protección a domicilio solo llegan al 4% de los ancianos. En la mayoría de países europeos este servicio multiplica por dos las plazas en residencias.

Las prestaciones existentes de protección domiciliaria son inaccesibles para la mayoría de la población y ofrecen un número de horas insuficiente para cubrir sus evacuación. La mayoría no puede permitirse tener a sus mayores en casa oportuno al elevado coste financiero. “La filial debe dar ayudas económicas a las familias”, sostenía Castro. 

El 93% de los ancianos que viven en casa y necesitan curas son atendidos sin la billete de los servicios sociales. Hoy en día es mucho más practicable ingresar a una plaza residencial que tener una protección domiciliaria adecuada.

En los últimos dos primaveras, el estado de salubridad de muchos ancianos ha empeorado a causa del aislamiento, la poca socialización con familiares y amigos, y el detrimento físico derivado de la inactividad y la disminución de visitas sanitarias. Por ello, “es muy importante favorecer la encuentro de familiares, amigos y voluntarios a las residencias”, explicaba el responsable de la estructura. 

Soledad

Una enfermera dedica entre 5 y 22 minutos diarios a una persona longevo

De hecho, el estudio constata que cerca del 90% de las residencias vuelven a percibir visitas. Aunque el tiempo de encuentro está controlado, es muy corto, en lugares restringidos y con cita previa, por lo que los ancianos pasan muchas horas solos.

En una residencia de enfermos crónicos, una enfermera dedica solamente entre 5 y 22 minutos diarios por anciano, según revela un estudio flamante de la Sociedad Española de Gerontología y Gerontología. “Las residencias son infraestructuras que no están preparadas para sostener la vida de las personas más frágiles”, ha expresado Castro.

Nuevo planteamiento

Las políticas de atención deben avanzar cerca de un maniquí más digno

La Diputación de Barcelona ha destinado 55,8 millones de euros a la alivio de la atención domiciliaria y el apoyo a las personas cuidadoras. La corporación ha impulsado una reorientación de las políticas públicas locales de atención a las curas. El objetivo es avanzar cerca de un maniquí más digno y ajustado en toda la provincia. Entre las medidas destaca el apoyo a cuidadores no profesionales, la digitalización de la teleasistencia, la procreación de puntos de enfrentamiento y un software de seguimiento a personas mayores que incluye talleres y actividades.

En la misma cadena, el maniquí propuesto por la entidad debe apoyarse en la prevención y, en particular, en la lucha contra el aislamiento social y la soledad. La reforma ha de integrar la protección social y la sanitaria en la atención domiciliaria para todo el que lo necesite. Por ello, debe incluir servicios de proximidad y seguimiento, una atención integral continuada, unidades de curas paliativas y hospitalarias, y centros de día.

Por otro costado, la Comunidad de Sant’Egidio ha emplazado a la filial a crear una comisión para trabajar en este nuevo maniquí, que supone una nueva cartera social y requiere de medios para poder certificar una protección social y sanitaria de calidad.

La entidad incluso ha querido subrayar la carestia de construir redes de vinculación entre los ancianos del comarca y puentes generacionales con los jóvenes, para que “se ayuden y enriquezcan unos a otros”. 

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