Corea del Ideal no afloja la presión. Tras un eclosión de año plagado de pruebas militares, el líder del país, Kim Jong Un, prometió este lunes expandir la capacidad armamentística nuclear del país “al decano ritmo posible”, según la agencia estatal KCNA.
Durante un discurso, el dictador subrayó que la encomienda esencial de su cantera atómico es interpretar como dato de disuasión para evitar un marco de refriega, pero no descartó su uso como dato ofensivo si los “intereses fundamentales de nuestro Estado” son atacados. En ese caso, añadió, “nuestras fuerzas nucleares no tendrán otra sufragio que cumplir con su segunda encomienda”.
Corea del Ideal
Kim no descartó el uso de armas nucleares como dato ofensivo si sus “intereses fundamentales” son atacados
Las declaraciones de Kim fueron el punto culminante del gran desfile marcial que se celebró en la sombra del lunes en Pyongyang para conmemorar el 90º aniversario de la fundación de las fuerzas armadas norcoreanas.
Conocido como el Ejército Revolucionario de Corea, fue concebido en su origen como un cuerpo de partida antijaponesa organizado por el fundador del país, Kim Il Sung, el asimismo yayo del presente dictador.
Militares norcoreanos desfilan frente a la observación de su líder, Kim Jong Un 
Se estima que en el acto noctámbulo participaron unos 20.000 efectivos, que desfilaron a pie y a heroína lanzando “¡hurras!” a su líder.
Adicionalmente, asimismo se mostraron las joyas de la corona de su adecuadamente surtido cantera, incluidos tanques, helicópteros o proyectiles de diferente calibre.
El que más ovaciones cosechó fue Hwasong-17, el misil balístico intercontinental de decano importancia de su colección. En teoría, este misil puede alcanzar hasta 13.000 kilómetros de distancia, suficiente para zumbar incluso a Estados Unidos.
Es el mismo proyectil que Pyongyang asegura que probó con éxito el pasado 24 de marzo, un semblante con el que puso fin a la moratoria que se autoimpuso en 2017 sobre los ensayos de este tipo de armamento.
Sin incautación, los servicios de inteligencia de Seúl y Washington han puesto en duda que ese fuera el arsenal que emplearon y sospechan que en ingenuidad dispararon un Hwasong-15, un misil menos liberal que ya fue probado en 2017.
Imagen del misil balístico intercontinental Hwasong-17 durante el desfile del lunes en Pyongyang 
Sea uno u otro, la docena larga de ensayos balísticos protagonizados por el régimen en lo que va de año y la dureza de sus recientes discursos reiteran la hostilidad de un régimen que rastreo aumentar su poder marcial y superar fuerza para una posible futura envés a la mesa de negociaciones.
Las conversaciones para la desnuclearización de la península coreana permanecen estancadas desde el fracaso de la cumbre de Hanói (Vietnam) de 2019 entre Kim y el expresidente estadounidense, Donald Trump.
Desde entonces, no se han registrado avances significativos pese a las peticiones de retomar el diálogo de la nueva empresa de Joe Biden, que por ahora han caído en saco roto.
Las palabras de Kim llegan tan pronto como días antiguamente de que el nuevo presidente surcoreano, Yoon Suk Yeol, acceda oficialmente al cargo el próximo 10 de mayo.
Despliegue de misiles durante el desfile que tuvo división el lunes por la sombra en Pyongyang 
Durante la campaña, el político conservador se manifestó su intención de alinearse con las políticas de Washington y no descartó un aumento de las sanciones contra su vecino boreal.
Esas sanciones internacionales y el fiel candado de fronteras decretado por Pyongyang hace ya dos primaveras para evitar la entrada del coronavirus han sumido a la crematística del país en serios apuros.
Aún así, sus autoridades, que por ahora no reconocen activo tenido ni un solo infectado, no renuncian a organizar grandes desfiles como el de ayer para conmemorar fiestas y eventos significativos de su historia, unas demostraciones de fuerza que sirven a los observadores externos para obtener pistas sobre sus últimos avances militares.
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