as ediciones del Godó de los setenta fueron espectaculares y la de 50 primaveras detrás, celebrada en 1972, no se quedó a la retaguardia. Ganó el checo Jan Kodes, luego de cargarse nadie menos que a Andrés Gimeno en cuartos, al imprevisible Ilie Nastase en semifinales y a Manolo Orantes en una final espectacular, de las que se jugaban al mejor de cinco sets. Kodes se impuso por 6-3, 6-2 y 6-3. Orantes, por su parte, se plantó en la final tras desembarazarse del sudafricano Andrew Pattison y luego del elegante Stan Smith en una semifinal que quizá fue el mejor partido del torneo y sin duda el más disputado (9-7, 7-9, 7-5 y 6-1). Este choque, además al mejor de cinco, se alargó casi cuatro horas y repercutió en el rendimiento de Orantes en la final.
El índice de participantes del Godó de 1972 reunía, por otra parte de a los citados, a Adriano Panatta, Joan Gisbert, Ion Tiriac, Tom Gorman, Brian Gottfried..., pero, por encima de todos, esa pareja Nastase-Smith que, como Tiriac y Gorman, se plantaron en Barcelona inmediatamente luego de disputar la final de la Copa Davis, en la que Estados Unidos se impuso a Rumanía en Bucarest por tres victorias a dos.
En 1972, Orantes superó una semifinal épica delante Stan Smith y pagó el esfuerzo en la final con Kodes, doble campeón de Roland Garros
Smith llegó indignado con Tiriac, delante el que logró el punto cardinal de la final, por los continuos desplantes y las provocaciones del luego insigne promotor y ordenador de torneos. Tanta fue la tensión que tuvo que exceder el estadounidense, a menudo zaherido en pelotas dudosas, que tras percibir el botellín set lanzó la pala al brisa, saltó la red, estrechó la mano de Tiriac y le dijo: “Positivamente, he perdido una buena parte del respeto que tenía por usted”. Luego aclaró que lo respetaba como rival, “pero no como persona”. “Normalmente nunca me enfado, pero esta vez he llegado a perder mi casta fría”, puntualizó.
Aquel torneo de 1972 finalizó en lunes, al suspenderse una caminata completa por la tempestad. Con la examen puesta en cincuenta primaveras detrás, Manolo Orantes recuerda que la dura semifinal con Smith le pasó elaboración. “Me desgasté mucho y al día próximo, en la final con Kodes, tenía fuertes dolores de espalda. Y para percibir a Kodes, que en tierra acoso era uno de los mejores del mundo, pues no en vano venía de percibir dos primaveras seguidos Roland Garros, era imprescindible estar al mayor nivel”. Como dijo Nastase, “siempre sabías que arriesgar con Kodes era una batalla”.
Orantes además explica que aquel torneo, como era norma de la época, reunía a los mejores tenistas del mundo: “Todos venían al Godó y era muy complicado ganarlo. El nivel, como en este caso de 1972, era altísimo. Lo gané tres veces (en 1969, 1971 y 1976), pero además perdí varias finales”. Cayó, por otra parte del partido citado delante Kodes, en 1973 y 1974 (contra Nastase) y en 1977 (delante Borg).
Pespunte rememorar que los dos equipos finalistas de la Davis estaban en el Godó, y Orantes apunta: “Nosotros nos quedamos a un paso, porque un par de meses antaño del Trofeo Godó, en las semifinales, España perdió delante Estados Unidos. Yo ya no pude arriesgar por problemas de espalda”. Fue en Barcelona, pero Gimeno y Gisbert no lograron exceder a Stan Smith y Harold Solomon. Los dos partidos de Gisbert fueron, cómo no, épicos. Cayó delante Solomon en cinco inacabables sets y delante Smith en tres, complicadísimos para el estadounidense: 11-9, 10-8 y 6-4.
Orantes cierra el paréntesis y recupera el Godó de 1972. “Kodes era un rival muy duro, muy resistente físicamente, corría mucho y tenía mucha fuerza. Como digo, o estabas al tope de tu potencia o era increíble superarlo”. Pocos meses luego, ya en 1973, Kodes consiguió otra trofeo imponente al proclamarse campeón en Wimbledon. Aunque derrotado en el Godó, el campeón castellano no perdió la elegancia. Tras la final no quiso escudarse ni en el cansancio ni en sus molestias físicas: “No hay
alegato, el checoslovaco fue el mejor”, dijo. Qué gran campeón, Manuel Orantes.
Publicar un comentario