Propietarios rusos alquilan sus casas de la Costa Brava

No es una tendencia generalizada, pero siquiera una rara avis. Propietarios rusos han empezado a arrendar sus viviendas en la Costa Brava para tener solvencia, avalar la cuota de la hipoteca o las tasas y los impuestos derivados, como­ el IBI.

Aunque tradicionalmente el cliente ruso ha sido muy renuente a arrendar sus casas a pesar de que muchas están ocupadas solo uno o dos meses al año, algunas inmobiliarias constatan, a medida que se va acercando la temporada veraniego y que la pelea en Ucrania está allá de terminar, un interés creciente del ruso por arrendar sus propiedades.

Entre los arrendatarios interesados, hay franceses, belgas, daneses y, paradojas de la vida, además ucranianos. “Algunos necesitan pasta y tienen ganas de traicionar, pero si no son residentes, la ley les impide ahora poder hacerlo”, explica Ilina Valeeva, comercial de la inmobiliaria Elisium Verdadero State de Lloret de Mar.

El mercado ruso, antiguamente de la pelea, representaba el 70% de las ventas de parada standing realizadas por este agencia en el sur de la Costa Brava. Casas en las urbanizaciones de Cala Canyelles o la Montgoda, en Lloret de Mar; Sant Francesc, de Blanes, o Santa Maria­ de Llorell, de Tossa de Mar, estaban entre las más buscadas por el cliente ruso, mayoritariamente empresarios. Más al septentrión, además se fijaban en zonas exclusivas de Platja d’Aro, como S’Agaró Vell o el Mas Nou y Punta Brava, en Sant Feliu de Guíxols. En todos los casos, la propiedad fortuna es la que está rodeada de circunscripción, allá del centro y con vistas al mar.

El mercado ruso representaba el 70% de las ventas de parada standing antiguamente de la pelea

“Aunque al ruso nunca le ha gustado poner en inquilinato su propiedad, algunos ahora se ven en la aprieto de hacerlo no solo por la diferencia del rublo con respecto al euro sino además para avalar la cuota de la hipoteca, que en algunos casos se eleva a 6.000 euros al mes”, explica Valeeva, que signo en un 30% las peticiones de rusos por poner en inquilinato sus casas, una signo que, asegura, “irá al ascenso” en vistas de que el conflicto militarista se alarga.

Ucranianos de parada poder adquisitivo, belgas y franceses han alquilado algunas de las propiedades rusas

“A medida que nos aproximamos al verano se incrementarán los alquileres para disfrutar los meses de junio y septiembre”, agrega Carlos González, asesor delegado del clan empresarial al que pertenece la inmobiliaria, que destaca algunas operaciones realizadas con una tipología de cliente ucraniano, con ahorros en países como Polonia. Un perfil, explica, capaz de arrendar villas por 6.000 euros mensuales y además de trastornar en negocios del sector hotelero y de apartamentos turísticos. “Se han cerrado dos o tres operaciones en Lloret”, afirma.

Mercado de parada standing al beneficio, la mayoría de los ucranianos opta por arrendar pisos por periodos más o menos largos para sus familiares que han huido de la pelea. “De momento, prefieren arrendar, aunque en zonas del centro de la Costa Brava no hay mucha proposición de inquilinato”, explica Lily Elbardi, comercial de Immo Platja d’Aro.

En la inmobiliaria Masó, de S’Agaró, cifran en una decena los rusos que han querido poner en inquilinato sus mansiones en el extremo mes. “Esto les permite avalar luz, agua, la comunidad y otros gastos de mantenimiento de la casa”, explica el apoderado Martí Masó, que constata la parálisis total de operaciones de inquilinato vacacional o ventas a rusos. “Todos los alquileres de temporada se han tumbado para antes: anticipábamos que sería una buena campaña, con porcentajes un 25% superiores a otros primaveras”, esgrime. Asimismo en Lloret de Mar se preparaban para unos registros de compraventa y inquilinato por parte de este cliente similares a los del 2019.

Pero a consecuencia de la pelea, los bancos europeos no admiten ingresos superiores a los 100.000 euros de ciudadanos con cuna rusa. “Todo se complica, si quieren traicionar, no pueden ingresar”, afirma Masó. Como resultado de las sanciones, las operaciones inmobiliarias han quedado frenadas. “Cabal antiguamente del conflicto, los rusos vendieron muchas propiedades”, explican desde Inmobiliarium, situada en la zona de Fenals de Lloret. “Tres operaciones han sido canceladas, entre ellas, un cliente interesado en cuatro parcelas; están a la expectativa y no harán inversiones mientras dure el conflicto”, explica Herman Tops, apoderado de la inmobiliaria Residencial Mas Nou de Platja d’Aro. En casos así siempre hay quien quiere sacar tajada de la situación. Tops explica que ha recibido llamadas de clientes europeos preguntando “si hay casas de rusos a medio de precio” y recuerda que entre el 2007 y el 2017 “salvaron de la crisis a España”.

En el 2020, ocupaban el séptimo oportunidad en compraventas en Catalunya con un 3% de cuota de mercado internacional, según datos del Col·legi i Associació d’Agents Immobiliaris.

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