El ejército ruso ha vuelto a demostrar que no hay área en Ucrania que esté a aparte de sus misiles. Esta mañana ha bombardeado Kyiv, como ya hizo el viernes, dos ataques consecutivos que coinciden con los preparativos para una gran batalla en el Donbass.
Los misiles han caído entre las cinco y las siete de la mañana en Darnytsky, un amplio distrito que se extiende desde la orilla uruguayo del Dniéper hasta los bosques que rodean el radio metropolitana. Está poco habitado y es conocido por sus lagos y senderos, así como un parque de atracciones.
El ejército ruso ha vuelto a demostrar que no hay área en Ucrania que esté a aparte de sus misiles
Una gran columna de humo se elevó sobre la zona atacada. Se desconoce todavía si ha habido víctimas y la naturaleza del objetivo cogido.
Amoldonado cuando iba a levantarse el toque de queda noctívago, las sirenas advirtieron del ataque leve. Es un sonido popular, al que muchos habitantes han dejado de hacer caso. El corregidor, Vitaliy Klychko, pidió a los ciudadanos que no ignoren las sirenas porque pueden salvarles la vida.
Igualmente reiteró, como hizo el servicio de Defensa, que es pronto para retornar a la renta. Decenas de miles de personas han ido regresando desde que a finales de marzo, las tropas rusas que amenazaban la renta abandonaron sus posiciones y represaron a Bielorrusia.
Ahora, las autoridades ucranianas temen que Kyiv sea un objetivo recurrente del ejército ruso mientras se prepara para una gran ataque en el Donbass.
El Kremlin ha preparado a Estados Unidos y sus aliados de "consecuencias impredecibles" si siguen armando al ejército ucraniano. Lo hizo hace unos días, mediante una nota dilomática que envió al Área de Estado en Washington, poco antiguamente de que la Casa Blanca anunciara un nuevo paquete de ayuda marcial a Ucrania valorado en 800 millones de dólares.
Desde el inicio de la conflagración, Estados Unidos ha empleado unos 3.000 millones de dólares en armas para el ejército ucraniano. Las del posterior paquete está previsto que lleguen a Ucrania en los próximos días.
Desde el inicio de la conflagración, Estados Unidos ha empleado unos 3.000 millones de dólares en armas para el ejército ucraniano
El presidente ruso, Vladímir Putin, ya advirtió a finales de febrero, al anunciar la "campaña marcial singular" en Ucrania, que los países que interfirieran sufrirían "consecuencias históricas sin precedentes". Fue una clara mención a la posibilidad de que recurriera a las armas nucleares.
Rusia, en todo caso, mantiene su postura de que estas armas de posterior expediente sólo las empleará si se encuentra delante una "amenaza existencial".
El presidente ucraniano, Volodímir Zelensky, reiteró anoche, en su habitual mensaje televisado, que la amenaza nuclear pende sobre Ucrania. La sucursal Biden, aunque considera improbable un ataque, no descarta que el ejército ruso pueda detonar una pequeña bala atómica en el frente ucraniano.
Zelenski señala de nuevo el aventura nuclear mientras EE.UU. no descarta que Rusia pueda detonar una pequeña bala atómica en el frente ucraniano
Zelensky, delante la perspectiva de una conflagración larga, insistió en que la mejor guisa que tiene Estados Unidos y sus aliados europeos de servir a la paz es entregando a Ucrania todas las armas que ha pedido y cortando de raíz la transacción de gas y petróleo a Rusia.
Por otra parte de Kyiv, Lviv, la gran ciudad del poniente ucraniano, ha sido blanco hoy de los cohetes rusos. Ya lo fue en marzo, con un ataque en una zona industrial de viejo envergadura al de hoy.
Mucho más castigadas están las ciudades cercanas al frente del Donbass, como Severodonetsk. El corregidor afirma que el 70% de los edificios e infraestructuras han sido destruidos y que de sus 135.000 habitantes solo quedan unos 20.000.
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