Existe una red oculta de cientos, incluso miles de fosas en torno a de Stonehenge. Y nadie sabe exactamente por qué fueron excavadas en la prehistoria. Los investigadores de la Universidad de Birmingham y la Universidad de Gante que han hecho este descubrimiento no le encuentran explicación a un hecho que “desafía la comprensión del uso de esa tierra a lo prolongado del tiempo”.
El más antiguo de los agujeros estudiados data del Mesolítico temprano (hace en torno a de 10.000 abriles), una época en la que los cazadores-recolectores volvían a transitar por los parajes de unas Islas Británicas que estaban siendo repobladas posteriormente de la última Antigüedad de Hielo.
Hace unos 10.000 abriles
Los cazadores-recolectores repoblaron las Islas Británicas posteriormente de la última Antigüedad de Hielo
Es un pozo de más de cuatro metros de orondo y dos metros de profundidad situado a unos 1,5 kilómetros de distancia del criadero de Blick Mead que fue libre en el suelo entre el año 8200 y el 7800 antaño de Cristo. Es, encima, el ejemplo más sobresaliente de esa época conocido en el noroeste de Europa.
El mapeo de estos grandes orificios, excavados en el cauce rocoso de tiza y que habían pasado inadvertidos hasta ahora, ha mostrado que se agrupan principalmente en los terrenos más altos situados al este y al oeste de Stonehenge. Los expertos creen que, por su tamaño y forma, el pozo probablemente se usó como trampa para la caza de uros, ciervos y jabalíes.
“El estudio geofísico nos ha permitido visualizar lo que está enterrado debajo de la superficie. Los mapas que creamos ofrecen una tino de incorporación resolución del subsuelo con una precisión sin precedentes. Usando esto como maestro, hicimos 'biopsias' arqueológicas de los depósitos subterráneos, lo que nos permitió dar un significado arqueológico a las complejas variaciones descubiertas en el paisaje”, señala el profesor Philippe De Smedt, de la Universidad de Gante.
Los depósitos prehistóricos son estructuras relativamente comunes en el Reino Unido y el noroeste de Europa, pero generalmente no tienen más de un patrón de orondo o profundidad. Los pozos ovalados de más de 2,4 metros de orondo son muy raros, pero parecen estar inusualmente concentrados en torno a de Stonehenge y el cercano Durrington Walls Henge.
El equipo de expertos ha estado trabajando desde 2017 sobre el demarcación, realizando hasta excavaciones arqueológicas específicas para evaluar la precisión del descomposición generado por computadora. "Cuando se usan correctamente, los sensores geofísicos no 'mienten'. Representan una verdad física”, afirma Henry Chapman, profesor de arqueología en Birmingham.
“Sin requisa, convertir esa verdad observada en conocimiento material no es un proceso sencillo. Como arqueólogos, necesitamos información sobre aspectos como la cronología y la función como colchoneta para comprender el comportamiento humano en el pasado. Ese rompecabezas contiene piezas que solo se pueden recuperar a través de una excavación", añade.
Así es como se han conseguido identificar más de 400 pozos grandes potenciales (cada uno de más de 2,5 metros de diámetro), de los cuales seis fueron excavados en el curso del esquema y van desde el Mesolítico temprano (en torno a del año 8000 a.C.) hasta la Antigüedad del Bronce Medio (en dirección a el 1300 antaño de Cristo).
Los contextos sociales de esta actividad, según explican los investigadores en un artículo publicado en la revista Journal of Archaeological Science, cambiaron radicalmente con el tiempo. Pero la distribución de estos pozos sugiere intereses similares en lugares que permitieron amplias vistas del sitio de Stonehenge.
7.000 abriles de diferencia
Los pozos van desde el Mesolítico temprano hasta la Antigüedad del Bronce Medio
Paul Garwood, profesor de prehistoria en la Universidad de Birmingham, considera que los hallazgos no presentan “una instantánea de un momento en el tiempo”. “Los rastros que vemos abarcan milenios, como indica el período de 7.000 abriles entre los pozos prehistóricos más antiguos y los más recientes que hemos excavado. Desde los primeros cazadores-recolectores del Holoceno hasta los granjeros y campesinos de la Antigüedad del Bronce”, apunta.
Si acertadamente el paisaje de Stonehenge es único, los métodos utilizados pueden adaptarse a todos los entornos arqueológicos. “Las tecnologías de sensores y el descomposición basado en computadora son aspectos cada vez más importantes de la investigación”, indican los arqueólogos.
“El descubrimiento del veterano pozo conocido del Mesolítico Temprano en el noroeste de Europa muestra que este era un motivo singular para las comunidades de cazadores-recolectores miles de abriles antaño de que se erigieran las primeras piedras (hace unos 5.000 abriles)”, concluye el doctor Nick Snashall, arqueólogo de Stonehenge y Avebury.
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