En el país de las maravillas

Es inductivo que los ministros económicos sean optimistas para insuflar ánimos. Hace una lapso Pedro Solbes negó hasta el vómito la crisis. Ahora es la vicepresidenta Nadia Calviño quien parece Alicia en el país de las maravillas: España va admisiblemente, pero irá aún mejor. El problema de “hacerse un Solbes” es que realice un dictamen erróneo de la situación y, en consecuencia, se aplique una récipe errónea que nos conduzca al desastre como ocurrió con la gran recesión.

Si atendemos al exploración que hace el gobernante del Faja de España, Pablo Hernández de Cos, España podría entrar en estanflación en la próxima plazo si no se adoptan medidas drásticas. En su opinión, la única guisa de evitarlo sería un pacto de rentas y un plan para redimir el obligación estructural que tranquilice al mercado frente al bono castellano.

Tenemos un Gobierno inestable y eso impide aprobar nulo que no sea electoralista

Es como si cada uno de ellos estuviera hablando de países y de realidades diferentes. Para la vicepresidenta, España está viviendo en el mejor de los mundos; para el gobernante, se avecina un tsunami crematístico.

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La vicepresidenta primera y ministra de Asuntos Económicos y Transformación Digital, Nadia Calviño

Javier Lizón / EFE

Probablemente la efectividad no sea ni tanto ni tan pelado. Como en la película de Federico Fellini Y la nave va (1983), las cosas seguirán delante a trancas y barrancas. Es sostener, el Gobierno de Pedro Sánchez acabará la presente plazo y luego se iniciará una etapa que según las encuestas estará dirigida por el contemporáneo líder del PP, Alberto Núñez Feijóo. De confirmarse esta disertación se repetiría la situación del 20-N de 2011 con Mariano Rajoy cuando el electorado se corrió a la derecha para evitar la desgracia económica agravada por la inactividad de Rodriguez Zapatero. Por eso en ambientes empresariales no solo no se teme que se hagan efectividad las amenazas independentistas de rematar con la plazo, sino todo lo contrario. “No caerá esa breva”, se dice.

Terminar con la pena del Gobierno progresista sería una excelente anuncio para la patronal. Las contradicciones del Gobierno con Podemos, y el llamado liga de investidura, son clamorosas y han viejo explotando con el caso Pegasus. Por mucho que se niegue, parlamentariamente es un Gobierno muy inestable, como se ha puesto de manifiesto con la reforma profesional y el decreto de medidas para aplanar los bienes de la enfrentamiento, que se aprobaron por los pelos.

En hacienda las cosas aún van peor. No es posible adoptar ninguna medida de ajuste ni nulo que no sea electoralista. Se está perdiendo año y medio para coger el toro por los cuernos, tal y como reclaman las autoridades monetarias. Es ahora cuando se echa de menos el citación que hizo en TVE, el entonces vicepresidente Enrique Fuentes Quintana, en agosto de 1977, en víspera de los Pactos de la Moncloa. Pese a todo, ni Podemos ni ERC van a precipitar el final. Entreambos temen que llegue a La Moncloa un gobierno del PP y Vox. Están condenados a seguir para tratar de dar la dorso a la tortilla, o a las encuestas, en 18 meses, aunque no lo van a tener obediente.

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