Flavia Company: aprender a restar para poder sumar

El año 2016, con la publicación de Haru (Catedral), la escritora Flavia Company (Buenos Aires, 1963) inició un camino, un ciclo, que la llevó alrededor de el desprendimiento, hasta el punto de desprenderse de su nombre como autora: sus últimos libros los firman –los escriben– sus personajes. El postrero es Teoría de la resta (Comanegra), y el autor es, precisamente el padre de la Haru.

Son 81 meditaciones y un koan –una especie de problema zen–, escritas una cada día, en días seguidos y producto de una meditación zazen: “Me levantaba muy pronto, al amanecer, hacía una destreza de meditación, con un paseo en medio, desayunaba y a posteriori escribía, y así 81 días seguidos, porque me había comprometido a que si un día no lo hacía tendría que retornar a comenzar de cero”. Este proceso coincidió con el interés de Mònica Montoriol, que le pidió lícitamente un ejemplar como el que estaba escribiendo.

Meditación zazen

“Me levantaba muy pronto, al amanecer, hacía una destreza de meditación, con un paseo en medio, desayunaba y luego escribía, durante 81 días seguidos”

El ejemplar empieza con Haru entrando en casa de su padre, que ya ha fallecido. Osamu, un músico de caligrafia en este mundo uruguayo indeterminado de Haru, le ha dejado, sin decírselo, un cuaderno, un ejemplar de meditaciones, esta misma Teoría de la resta que es un camino alrededor de la intelectual desvinculada de religión, alrededor de uno mismo y alrededor de el mundo.

¿Es que quizá Company se ha convertido ahora en una maestro? “Cualquiera puede tener experiencias espirituales –explica–, solo que yo he decidido dedicarles muchas horas y compartir una experiencia, de forma humilde y honesta, sin ningún dogma, porque no pretendo ser maestra de nadie”. Lo que ha hecho la autora es al fin y al punta letras, sumergirse de satisfecho en un personaje: “Solo he hecho los libros que yo quería observar”, asegura en narración primero a la enigmática carta que Osamu había dejado a Haru en la primera novelística, una carta que Company escribió en el ejemplar Magokoro (Catedral), y que entre otras cosas hablaba ya de una teoría de la resta que ahora desarrolla. “Se manejo de restarte a ti mismo del mundo para observarlo, no como si no estuvieras en él sino como si no hubieras estado nunca, como si no hubieras ni nacido”. De algún modo, viene a proponer que no tenemos ninguna importancia en el mundo y al mismo tiempo la tenemos toda, y ya que estamos, hagamos poco de provecho. 

Una teoría para observar

“Se manejo de restarte a ti mismo del mundo para observarlo, no como si no estuvieras en él sino como si no hubieras estado nunca, como si no hubieras ni nacido”

“Con humildad y agradecimiento –destaca Company–, he construido la voz de Osamu, que explora una vía espiritual alrededor de el mundo” de la misma forma que además han hecho Clarice Lispector, Stefan Zweig, Hermann Hesse o Fernando Pessoa, con tantas diferencias como sea. Y cita Zweig, cuando en Mendel el de los libros escribe que contempló “el vasto intriga de la concentración absoluta, que hace tanto al cómico como al erudito, al seguro sabio como al majareta de remate, esa trágica bonanza y desgracia de la obsesión completa”. “Desde que publiqué Haru vivo adentro de este mundo, obsesionada con él”, recuerda, y apunta que está agradecida a una comunidad que ha hecho suyo este universo, hasta el punto de que algunos se han tatuado frases en la piel o las han escrito en las paredes. Y precisamente la destilación de este universo marcará el punto final, alrededor de septiembre, con Pensamientos de Haru, una sumario de frases destacadas por los lectores en la editorial Kōan.

Obra completa en proceso

La editorial Comba ha publicado recientemente su poesía completa, ‘La dimensión del deseo por metros cuadrados’

La autora, que hace unos meses ha vuelto a La Ràpita a posteriori de la larga dorso al mundo que la pandemia interrumpió en Argentina, además ha publicado recientemente su poesía completa, La dimensión del deseo por metros cuadrados, en la editorial Comba, que poco a poco está publicando en castellano buena parte de sus libros.

Company está contenta de tener “el reducto de voluntad para escribir lo que me da la anhelo” y poder anunciar los libros “aunque no se me puede atrapar en ninguna fórmula”, porque escribe tanto en castellano como en catalán, es tan argentina como catalana y cada ejemplar que hace es diferente del antedicho, a la vez que lamenta que “los libros dejan de ser civilización para ser un mercado”.

Versió en català, aquí

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