824 días posteriormente de que Marruecos decretase —de modo independiente— el cerrojo de sus fronteras para frenar la pandemia, esta medianoche han reabierto los pasos de El Tarajal (Ceuta) y Beni Enzar (Melilla): dos puntos esencia en el tránsito diario de marroquíes —entre ellos los famosos porteadores— a ambas ciudades españolas. La reapertura de los puntos fronterizos será “sucesivo y ordenada”, pero, sobre todo, servirá de termómetro para contar la nueva etapa de relación entre Madrid y Rabat, sellada hace poco más de un mes tras un año de desencuentros entre países vecinos.
La comprensión coincide, precisamente, con el aniversario de la entrada a nada de unos 10.000 inmigrantes, la mayoría menores, a Ceuta frente a la permisividad de la policía marroquí, que en aquellas dos jornadas de máxima tensión no hizo ausencia por impedir la arribada masiva.
Entrada sin control de 10.000 inmigrantes en Ceuta en mayo de 2021
En la primera escalón del plan pactado entre España y Marruecos, sólo podrán cruzar la frontera los ciudadanos de la Unión Europea y aquellos que cuenten con permiso de circulación en comarca Schengen. Para ello, se ha reforzado la presencial policial en la zona por parte del Tarea del Interior. Unos refuerzos que han sido tachados por los sindicatos como insuficientes.
El 31 de mayo se pone en marcha la segunda escalón, gracias a la cual ya sí podrán obtener a las dos ciudades autónomas los trabajadores fronterizos “legalmente reconocidos”. Según fuentes de Interior, se negociación de un congregación de unas 200 personas. Sin incautación, un censo primoroso antaño de que la pandemia llegase, revela que más de 2.000 marroquíes —la mayoría mujeres dedicadas a los empleos en hogares— tenían empleo en comarca gachupin.
La frontera del Tarajal, único paso permitido entre Ceuta y Marruecos, franco este lunes
La imposición de Marruecos
Fin al llamado "comercio atípico" por unos y "contrabando" por otros
En esta reapertura pactada, y es aquí donde reside una de las claves, nadie podrá portar “ningún tipo de mercancías” al obtener o dejarse llevar el comarca gachupin, “ni siquiera en régimen de viajeros”. Esta es la imposición de Marruecos para que las imágenes de porteadores —que se ganaban la vida pasando mercancías de un flanco al otro de la frontera— pasen a la historia. Estas actividades comerciales —denominadas con eufemismos como “comercio atípico” o de modo más clara como “contrabando”— servían de sustento para infinidad de familias marroquíes residentes en las localidades limítrofes.
Una comunidad cruzando la frontera esta amanecida en Ceuta
En la afirmación conjunta firmada por el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, y el rey de Marruecos, Mohamed V, para la nueva etapa de relaciones se recoge “la plena normalización” de la circulación de personas, pero igualmente de mercancías, que al igual que la primera se restablecerá “de modo ordenada” y que incluirá “los dispositivos apropiados de control aduanero”. No hay acuerdo sellado aún con respecto a este punto.
Junto a memorar que Rabat cerró de modo independiente la aranceles de Melilla en el verano de 2018, colocando a la ciudad española al borde de la asfixia. Es la única de las ciudades autónomas que posee frontera comercial, pero el líder del Ejecutante deslizó tras reunirse con el monarca aluaita que Ceuta abrirá la suya.
Un congregación de personas festejan la comprensión de las fronteras de España y Marruecos en Ceuta
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