Es sin duda una broma viable aunque inapelable. El propio protagonista, cuando anunció su osadía, aludió indirectamente a la célebre película de Louis de Funès. “Esta circunscripción no se reduce a Saint Tropez –dijo Éric Zemmour–. No me he puesto la cachucha de policía”.
La osadía del fracasado candidato ultraderechista a las presidenciales francesas de optar a un escaño por el área sureño de Var, concretamente en el distrito que alpargata Saint Tropez y otras elitistas localidades turísticas de la Costa Azur, ha provocado sorpresa y algunos ácidos comentarios de sus rivales políticos y de la prensa. El fundador del nuevo partido Reconquista se ha justificado diciendo que en Saint Tropez no solo viven los ricos sino multitud muy ordinario, trabajadora. El comarca que quiere representar en la Asamblea Franquista “no se reduce a la caricatura que puede hacerse” y “resume correctamente toda Francia”, según Zemmour.
En cita a la película de Louis de Funès
Zemmour dice que no se ha puesto "la cachucha de policía" y que en Saint Tropez no solo viven los ricos
A pesar del inicio fulgurante de su campaña y de sus mítines multitudinarios, las presidenciales del mes pasado se saldaron con un sonado fracaso para Zemmour. Quedó eliminado en la primera dorso, donde fue cuarto, con solo el 7,07% de votos, muy por detrás de Macron, Le Pen y Mélenchon. Su lucha política continúa, si correctamente las posibilidades de éxito en las legislativas del 12 y 19 de junio son escasas. El sistema electoral francés a dos vueltas es cruel con los partidos minoritarios.
La circunscripción en la que se presenta Zemmour es un feudo del partido de Le Pen, el Reagrupamiento Franquista (RN). Al candidato exaltado se le reprocha no tener tenido el coraje de escoger un distrito de combate ideológico claro, como algún suburbio de gran ciudad con mucha población musulmana. Allí habría podido poner a prueba su duro discurso contra la inmigración y contra el islamismo. Ha preferido la apacible Saint Tropez, que conoce de sobrevenir sus asueto en el lujoso chateaux de Valmer. Aunque le irrite, su campaña amenaza con ser una grotesca secuela del filme de Funès.
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