La recuperación del turismo en Barcelona, tras dos abriles de crisis por la pandemia, convierte nuevamente la ciudad en un foco de apego para los delincuentes, muchos de ellos extranjeros, que intentarán –nunca mejor dicho– hacer su agosto a almohadilla de robos y tirones. Para proteger mejor a los visitantes este verano, así como asimismo a los propios ciudadanos, la Número Urbana se ha reforzado con mil agentes más, y la plantilla regional de los Mossos d’Esquadra se ha ampliado con otros 267, adicionalmente de aumentar la capacidad de interpretación de la grupo móvil (Brimo).
La Articulación Lugar de Seguridad ha hecho un dictamen eufórico sobre la transformación de la seguridad ciudadana. Para ello se ha basado en el dibujado descenso de delitos que se ha producido en los cinco primeros meses del año en Barcelona. Según los datos facilitados por la propia sociedad, los hechos delictivos denunciados en Barcelona en ese periodo se han limitado un 23% con respecto al 2019, que fue un año récord en turismo y asimismo en delincuencia. Los datos del 2020 y del 2021 no sirven como comparativa a causa de la situación extraño de último actividad provocada por la pandemia.
Más de 500 delitos diarios en Barcelona pese a la alivio de la seguridad ciudadana
Uno de cada dos delitos denunciados en Barcelona son hurtos, en su maduro parte atribuidos a delincuentes reincidentes que actúan con actos impunidad, ya que vuelven a delinquir luego de tener pagado las multas que les impone el togado con el capital obtenido de sus propios robos. Desde que se inició la pandemia, sin confiscación, los robos violentos –aunque son muchos menos– aumentan a maduro ritmo que los hurtos. Estos últimos se han hecho más difíciles porque la muchedumbre mantiene incorporado el práctica de la distancia de seguridad que se generó durante la pandemia. Las agresiones y los abusos sexuales son otro foco de preocupación.
Los datos más recientes, correspondientes a mayo, señalan que se produjeron 16.342 delitos en Barcelona ese mes, lo que supone un 13% menos que en el 2019. Pero, pese a esa reducción, significa que se denuncian 527 delitos diarios en la ciudad. A nadie se le oculta que ese número es aún muy elevado, que este verano puede dispararse y que los efectivos policiales deberán trabajar a fondo y, probablemente, ampliarse todavía más.
Los próximos cambios legislativos para insensibilizar el castigo a los reincidentes, que el Senado aprobará este mes, pueden ser determinantes para sujetar la delincuencia en Barcelona. Pero será necesario reanimar asimismo los medios judiciales para desempeñarse con fuerza. La reapertura del segundo chancillería especializado en delitos leves es un paso en esa dirección, pero no puntada.
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