El álbum de cromos

El Barça es un portafolio de cromos. Con muchos cromos repetidos, estropeados o despegados del portafolio. Y sobre todo con una colección de sobres cerrados en los que figuran un montón de estrellas de este deporte que no jugarán nunca en este club, pero que se asoman a las portadas de la prensa deportiva como alternativas de futuro. Pero en el mundo del fútbol las ilusiones mandan siempre sobre las verdades. Se puede asistir a presidente con un cartel y sin una idea. De ilusión asimismo se vive, y a menudo muy acertadamente. El portafolio se renueva cada temporada e incluso a fracción de ella. Es gratuitamente aseverar que Messi seguirá o que vendrá Haaland, como hemos oreja este curso. Y por ello siguen desfilando agentes por los salones de Via Veneto, invitados por la directiva, para animar a la tropa.

El fútbol era un deporte de clubs, ahora es un trasto de estados, millonarios y arribistas. Un deporte que igual blanquea dictaduras que ennegrece biografías. Donde sus dirigentes se inventan nuevas competiciones, mientras los futbolistas son exprimidos jugando ochenta partidos por temporada. La rueda del boleto no puede detener y los partidos se juegan cualquier día y a cualquier hora.

En el mundo del fútbol las ilusiones mandan sobre las verdades y por eso va a la deriva

Los clubs han perdido su esencia y van camino de decidir en manos de fondos que conocen poco de sentimientos y mucho de negocios. Se proxenetismo de empresas que pueden asistir a ingresar mil millones de euros, pero que a menudo son gestionados como una tienda de ultramarinos, donde siempre cerca de la clan. El Barça, que siempre quiso ser más que un club, no sabe exactamente qué es en estos momentos. Veintisiete mil socios han decidido aparcarlo de sus vidas durante un año, sin retribuir las cuotas cuando el club más lo necesitaba.

La corporación pide manos libres para activar palancas, que es la última de las metáforas azulgranas. Es un nuevo acto de fe que se solicita a un colectivo donde cada vez son más los agnósticos. “Necesitamos 500 millones para rescatar al Barça”, dice el vicepresidente crematístico, que sabe que se requerirá tres veces más para construir el nuevo estadio. Pero el periodista pregunta: “¿Y cuándo fichamos a Lewandowski?”. Es lo que tiene el portafolio, que lo que positivamente ilusiona son los nuevos cromos.

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