Estabilizado el incendio de Pujerra (Málaga), que ha afectado a 3.500 hectáreas

Las autoridades avisaban de que esta pasada oscuridad y crepúsculo eran "horas esencia" en el incendio de Pujerra, en Sierra Bermeja (Málaga) y así ha sido. El intenso trabajo realizado durante las últimas horas ha permitido dar por estabilizado el fuego. El perímetro de las llamas está controlado, aunque aún no ha sido extinguido. Las estimaciones provisionales apuntan a una afectación de 3.500 hectáreas.

A su estabilización ha ayudado decisivamente la progreso de las condiciones meteorológicas, por la humedad y sobre todo el derrota, que se ha frenado y adicionalmente sopla en torno a la zona calcinada en otro incendio hace nueve meses. La temperatura, eso sí, se mantiene muy entrada.

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Las llamas, de oscuridad, consumiendo los árboles de Sierra Bermeja 

Álex Zea / EP

Una vez regalado por estabilizado, unos 250 efectivos –ya sin miembros de la Pelotón Marcial de Emergencias (UME), que durante los dos primeros días ha prestado su apoyo en un dispositivo que ha llegado a ser de 1.000 personas–, siguen trabajando en un fuego que, según las últimas informaciones aportadas por las autoridades, ha afectado en diferentes grados a unas 3.500 hectáreas de superficie forestal. Ahora su crecimiento se ha conseguido frenar.

Los técnicos que trabajan para el control y agonía explicaban este viernes a primera hora que hoy, por primera vez desde que comenzó el incendio, la meteorología ofrece la oportunidad de que los trabajos que efectúan den resultados. Y así ha sido, a las 9.00 horas de la mañana las autoridades han regalado por estabilizado el incendio.  Esto es, el fuego está perimetrado y ya no crece, pero todavía no está extinguido. 

Mientras tanto, la mayoría de los en torno a de 2.000 vecinos desalojados este miércoles por la oscuridad pudieron retornar 24 horas a posteriori, este jueves por la oscuridad, a sus domicilios. En concreto, ya han vuelto a casa los vecinos evacuados de casco urbano de Benahavís, así como de los de las urbanizaciones Benahavís Hill y Marbella Club. 

Este jueves al mediodía se ha permitido el retorno de los 74 vecinos de Montemayor y un liga de viviendas diseminadas de Velerín Detención, en Estepona. Por extremo, las siete personas con movilidad corta que permanecían acogidas en hoteles, irán regresando a sus viviendas a lo dispendioso del día, un traslado que se hará en ambulancia para avalar la atención sanitaria de estas personas.

Incendio en Pujerra

Dos de los tres bomberos heridos ya han sido dados de entrada y el tercero está estable en la uci

Dos de los tres bomberos heridos durante las primeras horas de las labores de agonía del incendio han sido dados de entrada, mientras que el tercero, el más trascendental, está en la uci estable, aunque permanecerá en vigilancia.

Así lo ha informado el corregidor de Aznalcóllar (Sevilla), Juan José Fernández, plaza de la que es natural el bombero herido más trascendental, que se ha desplazado cercano a la grupo al centro hospitalario. De los otros dos, el propio Fernández ha dicho que al menos uno vive en la vecina plaza de Gerena, y que los tres tienen su colchoneta en la BRICA Madroñalejo, en Aznalcóllar.

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Un helicóptero durante las tareas de agonía 

JON NAZCA / Reuters

Málaga

El sufrimiento de Sierra Bermeja nueve meses a posteriori

El fuego se declaró el miércoles al mediodía en el lugar de la Resinera y afecta a los municipios de Pujerra, Júzcar y Benahavís, cercano a la Sierra Bermeja, que hace casi nada nueve meses sufrió uno de los peores incendios de la historia española, que no se pudo extinguir hasta mes y medio a posteriori de su inicio y tras calcinar 10.000 hectáreas

Con todos, los expertos han subrayado en las últimas horas que las características del fuego de este junio son diferentes a las del de septiembre, que fue especialmente violento y calificado de sexta coexistentes. 

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Columnas de humo cerca de unas viviendas de Benahavís 

JON NAZCA / Reuters

Los vecinos evacuados por el fuego

“Como en casa, en ningún sitio”, los vecinos de Benahavís desalojados por el incendio podían regresar al pueblo a posteriori de 24 horas fuera de sus hogares. Algunos como el liga de Amanda Enredador pensaban en agenciárselas un circunstancia donde celebrarlo; otros como Ana Padilla, que no se había separado de su mascota desde que salió de Benahavís, solo querían retornar a casa y descansar de un día dispendioso que, aseguraba, no olvidará.

Amanda estaba en el aparcamiento frente a la carpa de San Pedro, donde se habían quedado algunos desalojados, cenando con unas amigas, habían decidido tomarse las cosas con calma y esperar allí a aceptar informativo; al retener que podían retornar a casa dieron un brinco de alegría y se pusieron a recogerlo todo sin perder un minuto. Les habían dicho que si no cambiaba el derrota no podrían retornar a casa “pero se ve que todo ha vuelto a la normalidad y que podemos retornar”, comentó con una amplia sonrisa en la cara. Estaba contenta, su expresión no dejaba circunstancia a dudas, tiene un negocio en el pueblo y a posteriori de dos primaveras de pandemia le preocupaba estar cerrada muchos días, así que “agradecida de que haya amainado el elegancia”, repetía en voz entrada una y otra vez.

Francisco Mena, sentado al fresco en la puerta de la carpa, mostraba sus piernas hinchadas a los periodistas; aunque su prima le había ofrecido que se fuera con ellos a tenderse a San Pedro, había decidido quedarse en el pabellón para estar cerca de su mujer y su hijo a los que habían alojado en un hotel cercano. No había podido descansar en toda la oscuridad, pero insistió en quedarse, comentaba, “tengo un hijo con problemas que está con mi señora y tengo que estar aquí por si me llaman o les hago error”, decía; salió de casa prácticamente con lo puesto y no se trajo ni las medicinas; ahora solo pensaba en regresar con la grupo y tenderse en su cama.

Pasaban casi nada cinco minutos de las 22 horas de la oscuridad y en la carpa de San Pedro, habilitada por el cabildo de Marbella para acoger a los vecinos desalojados de Benahavís, una voz anónima confirmó lo que todos esperaban escuchar desde hacía horas, “nos vamos a casa”. Se hizo el silencio durante unos segundos y cierto preguntó en voz entrada si era verdad que podían retornar, una voz desde el puesto de mando al otro banda del teléfono –en modo manos libres– les confirmó que sí; en menos de 20 minutos en el pabellón solo quedaban los voluntarios de Cruz Roja y Protección Civil y el aparcamiento estaba desierto; todos se habían ido a casa.

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