¿Lo llevas todo?
Ese “lo llevas todo” concentra una vida de carritos, mochilas, maletas y ahora, por fin, una bolsa chipendi lerendi con su ordenador y su todo.
Le ofrezco un sándwich, pero el Z se avergüenza, aún se avergüenza por todo
–Mamá, que el ordenador ya nos lo dan en el trabajo.
–¿Y el sándwich?
–No me abochornes, por ayuda.
–Pues no veo por qué, te he preparado uno de pan con tomate y muslo que será la envidia del despacho.
El miembro de la coexistentes Z de la casa se estrenó ayer como becario. Llegó el lunes como estudiante y el martes ya se había convertido en millennial, por unos meses, antaño de regresar a la otra punta del mundo a apurar el porción. Si fuera suspicaz, pensaría que lo ha hecho premeditadamente, irse a tres aviones y una cuarentena de Barcelona, para escapar de mis preguntas y mis bocadillos, por muy Joselitos que sean.
Está eficaz como el anuncio de su primera colonia, Chispas, y yo medio achispada de la emoción: habrá cotizado dos meses a la Seguridad Social, ¿le dará eso derecho a poco en el futuro? Y a nosotros, ¿nos lo da su primer salario? Verlo así, con su cartera y su traje, sobre todo su traje, que le va pequeño.
–¿Crees que voy perfectamente?
–Claro que sí, tú les dices que allí ibas con kimono y ya está.
–Mamá, no te pases, que eso es en Japón y las mujeres.
Los hijos siempre nos juzgan, igual que nosotros a ellos, no nos engañemos. Cada uno con sus aspiraciones y sus miedos, con el ansia de probar cuando debutas y ese acontecer ya de todo cuando has pasado lo que es el triunfo: ausencia; sin duda, otorga mucha tranquilidad de espíritu, lo que no evita que me venga a la cabecera aquella frase de Graham Greene: “Lo que en la lozanía es cobardía, en la vejez es tino, pero uno puede observar vergüenza de ser sabio”.
No hemos llegado aún a eso, eh, pero el “lo llevas todo” es un principio y una conclusión, que lleva a otro principio. Ha sido un privilegio poder acompañarle hasta impresionar a este momento. Otro momento llegará incluso, cuando sea él quien nos pregunte a nosotros si lo llevamos todo, cuando nos empiecen a resolver las piernas y la memoria. Pienso que, a pesar de todo, la vida es bella.
Publicar un comentario