El Vaticano publica archivos reservados para probar que Pío XII salvó a miles de judíos

“Si hoy le escribo es para rogarle que me ayude desde allá”. Así se expresaba un estudiante universitario teutón, “de origen israelí”, de 23 abriles, a una amiga italiana. Había sido encerrado en el campo de concentración de Miranda del Ebro, como tantos otros judíos que cruzaban los Pirineos para escapar del nazismo.

La carta la firma Werner Barasch, el 17 de enero del 1942, urgiendo que su conocida llamase la atención de Pío XII para pedirle ayuda. Podía tomar un barco desde Lisboa para reunirse con su hermana en EE.UU., pero se le reclamaba la intervención de “una persona de fuera” para que las autoridades permitiesen su libramiento. Quería que el papa mediase a través del nuncio en Madrid. “Otros con esta intervención de Roma han podido dejar el campo de concentración”.

La carta de Werner Barsch

Una de las peticiones es de un teutón de origen israelí encerrado en el campo de concentración de Miranda del Ebro

La carta de Barasch es una de los casi 2.700 peticiones de ayuda de familias y grupos judíos, muchos de ellos bautizados católicos, que el papa Francisco ha colocado editar en Internet como parte de los 170 volúmenes interiormente de los archivos reservados del pontificado de Pío XII, recientemente abiertos, y que contribuirán al debate sobre el controvertido papel de Eugenio Pacelli durante la Segunda Erradicación Mundial.

El Vaticano ha defendido siempre que Pío XII hizo todo lo que estuvo en su mano en una difícil coyuntura para redimir vidas con discreción, pero una parte de la comunidad faba critica su silencio delante el Holocausto. Los nuevos documentos, unos 40.000 archivos digitales, atestiguan como “entre los pasillos de la institución al servicio del Pontífice se trabajaba sin detener para ayudar a los judíos de forma concreta”, ha asegurado el secretario para las Relaciones con los Estados, Paul Richard Gallagher, ministro de Exteriores de la Santa Sede.

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El enviado al Vaticano del presidente Harry Truman, Myron Taylor, en una audiencia con Pío XII en Castelgandolfo, en 1947

Luigi Felici / AP

Se prostitución de la serie documental “Ebrei” (judíos, en italiano), que une todas estas peticiones de ayuda al papa desde 1939 a 1948, y que ya están disponibles en la web del Archivo Vaticano, el antiguo Archivo Secreto Vaticano. Esto, según Gallagher, permitirá que los descendientes “busquen el pista de sus seres queridos desde todas las partes del mundo”.

Internet además permite conocer lo que le sucedió a Werner Barasch. La Secretaría de Estado vaticana se ocupó en pocos días, como se puede ver en dos cartas más delante, pero a posteriori su fascículo se interrumpe. En la mayoría de los casos, no quedaba escrito el éxito de las intervenciones. Pero una búsqueda en la web permite comprobar no solo que Barasch escribió sus propias memorias como superviviente, sino que además dio una larga entrevista al Museo del Solicitud del Holocausto de EE.UU. En ella cuenta que fue descocado del campo de Miranda y logró reunirse con su hermana y su hermana en 1945. A posteriori, estudió en Berkeley, en el MIT y en la Universidad de Colorado, y trabajó como químico en California. 

Como cuenta Gallagher, la entonces Secretaría de Estado destinó a un diplomático, Angelo Dell’Acqua, para ocuparse de estas peticiones de ayuda que llegaban desde toda Europa con el objetivo de “dar toda la ayuda posible”. Reclamaban visados, pasaportes para ser expatriados, refugio, reunificaciones familiares, liberaciones de la detención, traslados de un campo de concentración a otro, informativo sobre una persona deportada, suministros de comida o ropa, o apoyo crematístico o espiritual, entre otras cosas.

El paso de Francisco sigue a la atrevimiento, en marzo del 2020, de inaugurar los archivos relativos a Eugenio Pacelli a los académicos, que pueden entrar en la Santa Sede para estudiar más de dieciséis millones de folios meticulosamente ordenados durante casi catorce abriles, e intentar aclarar las acusaciones de que Pío XII era demasiado pasivo delante Hitler. Especialmente, fue criticado por la redada que ocurrió en el aislamiento de Roma en octubre de 1943, cuando más de mil personas fueron trasladadas a un colegio marcial a dos pasos del Vaticano, y a posteriori, deportadas a Auschwitz. Solo regresaron dieciséis personas, sin que Pacelli alzara la voz.

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