La respuesta de la policía de Uvalde (Texas) en presencia de el pistolero que protagonizó la matanza en una escuela de primaria fue “un fracaso abyecto”. Así lo dijo este martes el coronel Steve McCraw, director del Unidad de Seguridad Pública en Texas durante una comparecencia en el Senado estatal.
Según sus indagaciones, las fuerzas de seguridad disponían en ese proscenio de suficiente número de agentes para frenar al pistolero Salvador Ramos a los tres minutos de entrar al edificio. Ramos mató a 19 niños y dos profesoras, mientras que su neutralización se dilató hasta una hora y 17 minutos luego de su entrada al edificio de la Robb Elemntary School.
Equipados con rifles, los policías optaron ese 24 de mayo por esperar en un pasillo del colegio a acoger más aprovisionamiento de protección antiguamente de forzar su intervención en las dos aulas contiguas donde se atrincheró el pistolero. McCraw aseguró que el patriarca del eficaz, Pete Arredondo (responsable de la policía escolar), “optó por proteger la vida de sus hombres en extensión de las de los niños”.
El retraso en la intervención se ha convertido en asunto de investigación y en causa de indignación en la villa. Nadie parece entender que Arredondo siga en su puesto. Hubo varios niños y un profesor que estuvieron todo ese tiempo a la paciencia de ayuda, mientras que surge la duda de si una intervención inmediata habría podido exceptuar las vidas de algunos de los que fallecieron. Una profesora y tres niños murieron de camino al hospital.
Las palabras de McCrawn, que a los tres días de la tragedia ya calificó de desastre la operación policial, se suman al agradecimiento de que un uniformado tuvo a tiro a Ramos, antiguamente de que entrara en el edificio, pero prefirió no disparar por temor a herir a alguno de los niños que había ahí fuera. El pistolero ya demostró en ese momento sus intenciones, puesto que abrió fuego en el extranjero contra los vecinos y esos primeros policías que llegaron al extensión.
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