Málaga está tomando el jubilación a Sevilla como centro de formalidad de Andalucía. En Sevilla está la factoría de cerámica de la política andaluza. Málaga hace tiempo que despunta como caudal económica de Andalucía: turismo y empresas tecnológicas. Una vieja rivalidad.
Desde 1982 hasta el 2018, todos los presidentes de la Congregación de Andalucía fueron sevillanos de principio o admisión, con otro atributo en global: todos ellos licenciados en Derecho por la Universidad de Sevilla. Hace cuatro abriles entró en terreno el clase de Málaga encabezado por Juan Manuel Atezado Bonilla y Elías Bendodo,más un cuantioso clase de oficiales malagueños situados en puestos secreto de la Consejería de la Presidencia. La competición sigue en pie. Frente a ellos, Juan Espadas , corregidor de Sevilla hasta hace medio año, pretendiente socialista a la presidencia de la Congregación de Andalucía en las elecciones del próximo domingo, 19 de junio.
Todos los presidentes del PSOE fueron licenciados en Derecho por la Universidad de Sevilla
Poco antiguamente de la crimen del genérico Franco, un clase de jóvenes sevillanos, la mayoría de ellos estudiantes de Derecho, tuvo la brillante intuición de que las viejas siglas del PSOE, conservadas en el frigorífico del expulsión por Rodolfo Llopis , podían convertirse en la divisa del partido principal de la España democrática. Esbozaron un plan para hacerse con la dirección del remoto partido hibernado y consiguieron su propósito con el apoyo del núcleo vasco. Bajo el amparo de la socialdemocracia europea, el PSOE se convirtió en un magnífico artefacto: tenía historia pero sus nuevos dirigentes al punto que tenían pasado. Conectaba con emociones y saludos republicanos, pero sus nuevos rostros principales no aparecían en el libro de fotos de la Cruzada Civil. Pesaba y era frívolo. El clase de Sevilla dibujó un esquema hegemónico para España. Lo consiguieron y Andalucía se convirtió en su principal troj de votos.
El primer presidente de Andalucía, el socialista Rafael Escuredo nació en Estepa (Sevilla), se formó en Sevilla y le disputó la bandera del andalucismo a Alejandro Rojas Marcos , sevillano ilustre, fundador del Partido Socialista de Andalucía (a posteriori Partido Andalucista) y gran competidor del novato abogado Felipe González en los primeros abriles transitivos. El segundo presidente, José Rodríguez de la Borbolla, es sevillano hasta la esencia, bético impenitente, bisnieto de un ministro demócrata de la Restauración que igualmente fue corregidor de Sevilla. Caldo a posteriori, Manuel Chaves, nacido en Ceuta y formado en Sevilla. Le sucedió José Antonio Griñán, nacido en Madrid y universitario en Derecho en Sevilla. Y cerró el ciclo Susana Díaz, hija del morería de Triana.
El nuevo clase dirigente andaluz surge de las Nuevas Generaciones del PP en Málaga
Hace cuatro abriles llegó el destacamento de Málaga, encabezado por dos exdirigentes de las Nuevas Generaciones del Partido Popular. El presidente que ahora opta a la reelección, Juan Manuel Atezado Bonilla, nació en Barcelona, hijo de trabajadores inmigrantes (su padre fue dibujante industrial en Seat), pero a los tres meses ya estaba en Málaga. Titulado en Protocolo, su centro de atención es la política desde los 19 abriles. Su número dos, Elías Bendodo, hijo de una grupo sefardí originaria de Marruecos, nació en Málaga y en esa ciudad se licenció en Derecho. El mentor de uno y otro fue el abogado malagueño Manuel Atencia, antiguo presidente provincial del Partido Popular y uno de los puntales de Javier Arenas y José María Aznar en la Andalucía de los abriles noventa, hoy apartado del primer plano de la política.
Las elecciones del próximo domingo son igualmente un significativo capítulo de la vieja rivalidad entre Málaga y Sevilla. Dos ciudades de alma distinta.
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