El antiguo monasterio de Sant Pau del Camp es una sortija del románico en el Raval no suficientemente conocida por los barceloneses. Se desconocen con certeza sus orígenes, aunque se supone que fue construido a finales siglo IX y acumula una historia de siglos de destrucción y resurgir de las cenizas, desde la incursión de Almanzor en el año 985 a la conflicto civil.
Igualmente se sabe que en su construcción se aprovecharon piedras y utensilios de edificaciones y monumentos anteriores, romanos y visigóticos. Uno de estos vestigios se encuentra en su claustro único, donde se pueden contemplar piedras con inscripciones procedentes de enterramientos romanos.
Estas piedras se encuentran insertadas en las columnas de un rincón del claustro.
Su origen, según los arqueólogos, parece ser funerario. Varias excavaciones han confirmado la presencia de una cementerio en los alrededores del monasterio. Así, en 1989 se localizaron los restos de un arraigo rural romano. Aunque se encontraba poco futuro de lo que fue el perímetro amurallado de Barcino, estaba adjunto a uno de las vías de camino a la ciudad que hoy coincidiría con la calle Hospital.
Se trataba de una villa en la que todavía se localizó un monumento funerario datado en el siglo I y que todo indica que perteneció al propietario de la finca. El tumba era de grandes dimensiones, de unos seis por cinco metros y se estima que acogía dos enterramientos. Más tumbas han sido localizadas en los alrededores, y de alguna de ellas procederían las piedras con inscripciones del claustro.
El reciclaje y reaprovechamiento de la valiosa piedra de Montjuïc ha sido una constante desde el origen de la ciudad. Por otra parte de las romanas ya citadas, en la puerta de la iglesia de Sant Pau son admisiblemente visibles otras dos con signos visigóticos que procederían de un templo susodicho.
Incluso la tumba funeraria del conde Guifré II, hijo del Pilós, que se conserva en la antigua sala capitular, fue reaprovechada de una romana susodicho, como atestigua la presencia de inscripciones en el anverso de la tumba. Fue encontrada en 1596, durante unos trabajos de alcantarillado en la contemporáneo calle Sant Pau, adjunto a una arqueta de cerámica con los restos del conde en su interior.
Publicar un comentario