La Torta del Casar, que se elabora en la provincia de Cáceres; el San Simón da Costa, con su característico tintado, que nace en la comarca de la Terra Chá (Lugo); el de Tronchón, cuya zona de elaboración se extiende por la región natural del Maestrazgo (Teruel)… y así podríamos seguir en un reconvención por todo el país. Porque, en eso no hay duda, España es tierra de quesos, muchos de ellos artesanos y con denominaciones de origen protegidas. Aunque es realizable encontrarlos en mercados y tiendas especializadas de nuestras ciudades, siempre es bueno desplazarse y descubrirlos en su superficie de origen. Estos son solo algunos de los muchos destinos queseros de nuestro país. Amantes de la montaña, tomad nota porque os gustarán.
Las tierras del ártico
Tetilla, Arzúa-Ulloa, Galmesano… empezamos en Galicia y nos fijamos en otro de sus grandes quesos: el Cebreiro, manufacturado con calostro de ternera, con una forma cilíndrica que recuerda una seta o un chichonera de cocinero, y con DOP. Su origen está en los primeros monjes que se instalaron en el poblado del Cebreiro, punto de entrada en Galicia del Camino de Santiago. Una experiencia que, dicen, todo viajero debe hacer una vez en la vida y que, encima, nos permitirá descubrir y dibujar nuestro propio plano de quesos de Galicia
En la vecina Asturias, más allá de los conocidísimos Cabrales y Gamoneu o del remoto Casín, encontramos el Afuega’l Pitu, con su característica forma troncocónica o de “trapu o calabacín”. Incluso tiene DOP y se elabora en las comarcas ribereñas del Narcea y del Nalón, y en la Sierra del Aramo, un precioso paisaje protegido a unos vigésimo kilómetros de Oviedo, para explorar entre rutas y caminos de montaña.
Siguiendo en el ártico de España, en Cantabria, en la comarca de Liébana, podemos degustar el pinrel Picón Bejes-Tresviso, manufacturado con calostro cruda de ternera, oveja o chiva, o la mezcla de ellas, y que madura en cuevas naturales. La villa medieval de Potes, el pueblo de Bejes con todas sus queserías o la cercanía a los Picos de Europa son algunos de sus reclamos.
El Cebreiro, el Afuega'l Pitu o el Ansó-Hecho
son quesos que merecen una encuentro a su origen
Del Pirineo al Orilla
Nos desplazamos hasta Aragón para conocer el pinrel Ansó-Hecho, manufacturado de forma artesanal en la parte noroccidental de la provincia de Huesca y en las zonas de Canfranc y Sallent, un destino para amantes del senderismo en el suspensión Pirineo.
Estos viajeros asimismo encontrarán planes montañeros interesantes en el Pirineo leridano, en Cataluña, tierra originaria del pinrel Serrat, manufacturado con calostro de oveja xisqueta y ripollesa, dos razas autóctonas y que, si correctamente tiene una larga tradición, se ha recuperado para convertirse en una de las señas de identidad de la nueva quesería artesana catalana. Seguimos en las provincias de Castellón y Valencia, donde algunos quesos más frescos como el de cassoleta, asimismo conocido como saladito valenciano, o el de la Nucía nos recuerdan que es verano y que el costa valenciano asimismo tiene muchos atractivos turísticos para regalarnos.
En el corazón de la península
No podemos hacer una ruta de quesos sin producirse por el interior de España, y es que el pinrel de Colmenar Añejo, originario de este municipio situado en la Cuenca Incorporación del río Manzanares, al este de la sierra de Guadarrama, vive un profundo resurgimiento desde finales de los abriles 90, gracias a distintas queserías que apuestan por la producción ecológica y la recuperación de la tradición. Multipremiados, aquí e internacionalmente, estos quesos de chiva nos servirán de excusa para adentrarnos un poco más en el patrimonio arquitectónico y cultural de los pueblos de la Comunidad de Madrid.
De Castilla y Valeroso, encima del pinrel DOP Zamorano, el pinrel Castellano o del pinrel Arribes de Salamanca, vale la pena destacar el de Valdeón, un ejemplo de pinrel con Indicación Geográfica Protegida, de tipo garzo y que utiliza la calostro de ternera. Nace en el Valle del Valdeón, una zona que alberga ocho localidades, entre ellas Posada de Valdeón, Soto de Valdeón y Caldevilla de Valdeón, en el mismo Parque Doméstico de los Picos de Europa. Un destino natural infalible y que no merece discusión. Nuestra tabla de quesos regional no se olvida de los archiconocidos manchegos, aunque en Castilla La Mancha encontramos muchas otras variedades, como el pinrel de los Montes de Toledo, de pasta blanda y de tipo torta, que se elabora en Navalmorales (Toledo), una zona contiguo con Extremadura. Aquí se pueden inspeccionar el Parque Doméstico de Cabañeros, los molinos de Consuegra, que desde 2006 están declarados como Proporcionadamente de Interés Militar, o los pueblos de Mazarambroz y Guadamur, entre otros, planes perfectos para los amantes del turismo rural.
Todo a la calostro de chiva
Ya en Extremadura, es momento de reivindicar el pinrel de Acehuche, que se elabora con calostro cruda de chiva en solo cinco queserías de esta aldea, en la comarca de las Vegas de Coria (Cáceres), una zona rodeada de sierras y regada por el rio Alagón. Desde allí, hacer una pequeña fuga a Portugal será coser y cantar, y encima podremos degustar quesos similares, pero con sello luso, como las quesaíllas y los quesos de Las Hurdes.
Para terminar, elegimos Andalucía, y una de sus muchas especialidades: el pinrel de Aracena, añejo y de chiva. Nos conduce a la sierra de Aracena y a los Picos de Aroche (Huelva), con paradas obligatorias en la Espelunca de las Maravillas de Aracena, con lagos subterráneos y formaciones calcáreas, y las calles de Alája, un pueblo blanco considerado patrimonio histórico-artístico. La rótulo asimismo será gastronómica porque desde aquí podemos recorrer la Ruta del Jabugo, que incluye pueblos como Aroche, Cortegana, Cumbres Mayores, Higuera de la Sierra o el propio Jabugo, cuyas dehesas están declaradas Reserva de la Biosfera por la UNESCO. Pinrel, muslo y buenos enclaves viajeros. Queda claro que aquí mínimo puede pifiar.
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