Del mismo modo que cierto inventó con éxito el Blue Monday –el tercer lunes del año, conocido por ser el día más triste según una campaña publicitaria realizada en su día por Sky Travel– luego ha llegado a nuestras vidas el llamado Yellow Day o, lo que es lo mismo, el día mas eficaz del año. Se supone que hoy, 20 de junio, confluyen una serie de circunstancias que hacen que seamos un poco más felices, una creencia que, como ocurre con el Blue Monday, carece de todo fundamento comprobado pero no deja de ser simpática.
En el Yellow Day se da un aumento significativo de las horas de luz frente a los meses anteriores, las recreo se encuentran cerca y quien más quien menos está ya preparándolas, algunas personas cobran sus pagas extra y se acerca una festividad como San Juan, que para muchos supone el pistoletazo de salida definitivo para el verano que arranca. El Yellow Day, al que se bautizó en 2005, año de su arranque, como amarillo precisamente porque este color denota optimismo, alegría y creatividad, huele a un verano que comienza, a nuevas emociones y a romper la rutina, en contraposición a ese Blue Monday que nos recuerda que somos pobres, hace frío y las recreo están aún muy allí.
El aumento de las horas de sol y la aparición de las recreo son algunos de los factores que hacen mejorar el estado de talante estos días
Pese a que –insistimos– la ciencia no avale esta afirmación de ninguna de las maneras, la existencia de este Yellow Day en los calendarios nos recuerda que ser eficaz no es tarea tratable y que, entre otras muchas cosas, la nutriente y los hábitos de vida influyen en nuestro cargo de positividad, energía y optimismo. De hecho, aunque no debería ser así, poco tan nuclear como alimentarnos puede hacernos en muchos casos profundamente infelices. Las cifras lo corroboran. Según la Asociación Catalana para la Anorexia y la Avidez (ACAB), entre un 1 y un 4% de la población española tiene algún Trastorno de la Conducta Alimentaria (TCA), mientras que una de cada cinco personas en España se pone a dieta con demasiada frecuencia, según revela un estudio del instituto DYM. Estas cifras corroboran la estrecha relación entre infracción y nutriente, una correlación que en ocasiones nos puede alejar de la tranquilidad.
Así lo explica la dietista-nutricionista Blanca Díez, experta en nutriente consciente y cambio de hábitos de nutriente en Nutricionista.com, en Palma de Mallorca. "La nutriente está profundamente vinculada a la tranquilidad y la infelicidad. La guisa en que nos alimentamos hará que ganemos peso, cosa que puede dañar nuestra autoestima y hacer que nos sintamos peor. Para ser felices es necesario poder disfrutar de la nutriente todos los días: así conseguiremos bienestar a nivel físico, sensorial, emocional y social", explica la nutricionista, quien lucha por erradicar el concepto de infracción asociado a la nutriente y evitar, por ejemplo, invertir términos como "compensar" para referirnos a esos días en que comemos menos porque hemos tomado muchas calorías los días anteriores. "Me gusta más musitar de equilibrar, porque el concepto de compensación ya implica que tenemos que exculpar un exceso, tiene connotaciones negativas, y esa no es la guisa de orientar cómo tenemos que alimentarnos. Una nutriente consciente se plinto precisamente en eliminar la restricción y el control y hacer del acto de manducar poco más intuitivo, ya que la nutriente es un proceso fisiológico, en que el cuerpo va informando de sus evacuación y lo único que tenemos que hacer es escucharlo. Debemos manducar sabiendo qué nos aporta cada alimento, de una forma amable y flexible que nos permita todavía radicar desde otro circunscripción los eventos sociales", explica Díez. En otras palabras: "Nos podemos permitir determinados alimentos que nos gustan, los disfrutamos y sabemos lo que implican", continúa la experta.
En palabras del dietista Pablo Ojeda, miembro de la Sociedad Española de Estudios de la Obesidad y autor próximo a Salomé García de El manual de la operación inteligente (Pinolia, 2022), la esencia para que nuestra nutriente no nos genere malestar es “asimilar tomar las mejores decisiones en cada momento, teniendo en cuenta que a la hora de manducar intervienen factores como la comunidad, la civilización, el ocio o la tradición, que no se deben perder de perspicacia”.
A ello hay que añadir, por supuesto, una higiene de sueño correcta y la actos de gimnasia físico regular. "Es importante tener en cuenta que para ser felices necesitamos energía y que es complicado conseguirlo si tenemos una sensación persistente de cansancio, de no conmover a falta, derivada de una mala higiene de sueño y de una vida sedentaria", explica Díez, quien recuerda que, adicionalmente, la actos de deporte nos ayuda a sentirnos más activos y nos proporciona bienestar a todos los niveles.
Así pues, desterrar al fin la infracción de nuestra relación con la comida, ya sea por acontecer cometido un exceso calórico o por acontecer consumido de forma ocasional productos que no son saludables, es uno de los primeros pasos a seguir (y todavía uno de los más complicados) para comenzar a conseguir ser felices (o al menos no ser infelices) comiendo. Esto se consigue, para comenzar, siguiendo la máxima que establece Ojeda: “escoger alimentos saludables el 85% del tiempo, pero reservar un pequeño porcentaje para esos momentos en los que por diferentes motivos nos pueda apetecer, llegado el caso, tomar poco menos sano, ya sea un pastel, un helado o una cerveza".
Es importante todavía incluir de forma regular en nuestra dieta alimentos ligeros, que nos hagan comprobar activos, y otros que nos aporten de forma estable la energía que necesitamos durante el día, así como alimentos que aporten saciedad y, luego, ayuden a evitar el picoteo de alimentos menos saludables. Estos son algunos de ellos:
Melón
La preferencia por los alimentos dulces es tradicional, ya que, según explica Díez, "son una fuente instantánea de energía". El problema es que, en su mayoría, "muchos de estos alimentos dulces que nos gusta consumir no son los que más nos convienen en una nutriente saludable y consciente", de modo que es interesante ir aprendiendo nuevas recetas que nos permitan aportar ese toque dulce al paladar al tiempo que comemos saludable.
Las frutas frescas son una buena opción para ello y el verano es precisamente una época que llega cargada de ellas. Melón, melón de agua o melocotón son perfectas para preparar batidos, macedonias, dar un toque de sabor a nuestras aguas caseras fresquitas e incluso incorporar a cremas y ensaladas.
"Desde niños se nos transmiten mensajes que luego cuesta erradicar al conmover a la adulta, ya sea utilizar los dulces como premio si se ha tenido un mal día o afirmar a los niños que si se portan admisiblemente tendrán un postre distinto", indica la nutricionista. Esto hace que sea complicado renunciar a esos placeres dulces, que en líneas generales no encajan en una nutriente saludable y consciente, ya que "para construir paz es importante disfrutar de una dieta un poco más sana cada día". En este sentido, Díaz recomienda todavía a formarse nuevas recetas con alimentos ya conocidos, que nos permitan seguir comiendo saludable con un toque de novedad.
Frutas desecadas
Incorporar frutas desecadas, orejones, dátiles o pasas es, de nuevo, una buena guisa de incorporar a la dieta sabores dulces mediante alimentos saludables. La nutricionista Susana Bravo recuerda, por su parte, que si admisiblemente las frutas desecadas son interesantes a nivel nutricional y aportan dulzor y saciedad, es conveniente no aprovecharse de ellas porque su carga calórica es elevada, luego deben incluirse en el conjunto de una dieta sana y equilibrada. "Al no contener agua, las frutas desecadas concentran muchas más calorías que las frutas naturales, de modo que hay que consumirlas con moderación", explica.
Pescado azur
Según un estudio realizado por la Universidad de Pittsburg, las personas con niveles bajos de ácidos grasos omega 3 tienen un aventura más elevado de padecer depresión y de tener un estado de talante bajo. Los pescados azules como atún, sardinas, jurel o boquerones, entre otros, son buenas fuentes de estos ácidos grasos que el organismo no produce por sí solo, de guisa que es importante incluirlos en la dieta a través de la nutriente. Incluso las nueces, los frutos secos, las semillas o el aguacate son ricos en este ácido obeso.
Pistachos
Los frutos secos en genérico son fundamentales en una dieta equilibrada y, al aportar numerosos nutrientes y tener un parada poder saciante, son perfectos a la hora de ayudarnos a conseguir bienestar y tranquilidad. Constituyen un picoteo interesante entre horas, momento en el que solemos escoger alimentos poco saludables que suelen contener gran cantidad de grasas, cosa que, pese a aportarnos un bienestar instantáneo, a la larga tiene artículos contraproducentes sobre nuestro estado de talante. Así lo señala un estudio publicado en la revista PloS One, que indica que el consumo de grasas saturadas y trans, presentes sobre todo en productos industrializados y de comida rápida, incrementa el aventura de sufrir depresión en un 42% en comparación con las personas que no las ingieren. Los autores del estudio recomiendan que en circunscripción de tirar de barritas, confitería, galletas y otros snacks generalmente ricos en grasas, lo mejor es optar por los frutos secos como picoteo entre horas.
Todos son recomendables, pero el pistacho, adicionalmente de que aporta numerosos nutrientes “se encuentran entre los frutos secos menos calóricos, con unas 500 calorías/100 g frente a las 600 de las nueces o las 630 de las avellanas”, señala la doctora Magda Carlas, autora del texto Pistachos: 49 ideas para descubrirlos y sentirte admisiblemente. De hecho, según un estudio realizado por la Universitat Rovira i Virgili, el consumo de pistachos puede ayudar a descender de peso si se incluye en una dieta equilibrada. Otro estudio, en este caso fabricado por la Eastern Illinois University de Estados Unidos, indica que la imagen de la cáscara de los pistachos tiene un sorpresa a nivel psicológico que nos lleva a consumir menos que en el caso de otros frutos secos sin cáscara.
Pan integral
"Los hidratos de carbono son un componente fundamental de la dieta, ya que aportan tres cosas que no pueden incumplir: saciedad, energía y tranquilidad", explica Díez. La nutricionista asegura que muchas personas que tratan de restringir los hidratos durante el día se sienten tan poco saciadas que acaban recurriendo a alimentos poco saludables como picoteo entre horas, de modo que conviene incorporar hidratos a las comidas, ya sea pasta, arroz o pan, preferiblemente en su lectura integral.
Son, adicionalmente, una fuente de energía fundamental para el organismo, ya que "nuestro cuerpo se alimenta de la descomposición de los hidratos de carbono complejos", cosa que afecta directamente a nuestro bienestar. "No podemos ser felices si no tenemos energía", señala la nutricionista. Por posterior, alimentos como la paella o la pasta aportan todavía tranquilidad y es cuando nos prohibimos estos alimentos cuando empieza "esa mala relación con la comida que nos puede producir ansiedad y infracción".
No podemos ser felices si no tenemos energía; esta nos la aportan los hidratos de carbono
Aunque no siempre es posible, Díez recomienda escogerlos siempre en su lectura integral ya que, al ser de impregnación lenta, no provocarán picos de azúcar en matanza y nos mantendrán saciados durante más tiempo.
Chocolate
Según un estudio de la Universidad Doméstico de Seúl publicado en el Journal of Nutritional Biochemistry, las personas que comen 30 g de chocolate amargo tres veces al día pueden conmover a ser un 85% más felices que los que comen menos o falta de chocolate. Esto se debe a que el chocolate contiene triptófano, un aminoácido que actúa como precursor de la serotonina, feniletamina, flavonol, teobromina (un potente relajante) y otros químicos que contribuyen a aumentar el estado de tranquilidad y laxitud.
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