Como continuador político del ya desaparecido Partido de la Independencia del Reino Unido, Johnson esencialmente ha actuado y se ha comportado como un auténtico actor. Recordemos que la mayoría que le ensalzó en el poder estaba formada no solo por brexiters radicales, sino todavía por masa bastante que creía que era la persona idónea para devolver la mecanismo a los británicos y poner el país en pie. La cuestión es que el Brexit no fue tan buena idea, y que Johnson carecía de una propuesta realista más allá de los meros eslóganes con los que llegó al poder.
El caso es que la situación contemporáneo es tan crítica que el Reino Unido ha dejado de ser aquel país confiable de no hace mucho, y Johnson tiene mucho que ver en ello. Ahora se tendrá que ver cómo se procesa el recambio en Downing Street cuando resulta evidente que su entorno deja mucho que desear y que los laboristas, como no podría ser de otra forma, van ganando contorno.
Anna Maria Muntada Batlle
Subscriptora Granollers
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