La fábrica gaditana de 'narcodrones'

Castelar de la Frontera, un pueblo gaditano de poco más de 3.000 habitantes en la comarca de Campo de Gibraltar, se había convertido en emplazamiento de peregrinaje de mafias internacionales del narcotráfico. Allí, un padre con altos conocimientos tecnológicos y un hijo piloto de helicópteros habían montado una factoría para adaptar o construir artesanalmente desde cero vehículos para el tráfico de droga. Entre su catálogo de ventas se encontraban drones submarinos con capacidad para transportar hasta 200 kilogramos de estupefacientes de un costado al otro del Apretado en unos 90 minutos y drones convencionales con motores añadidos capaces de recorrer esa misma distancia con 50 kilos de droga en tan solo diez minutos.

Mandos policiales y el delegado del Gobierno observan uno de los submarinos incautados en Algeciras(A.Carrasco Ragel / EFE)" class="lazy"/>

Mandos policiales y el delegado del Gobierno observan uno de los submarinos incautados en Algeciras
(A.Carrasco Ragel / EFE)

Es la primera vez que se intervienen en España drones submarinos no tripulados que son dirigidos por GPS. Dos de ellos estaban en escalón vanguardia de fabricación y el otro incautado, a punto de ser entregado a una mafia francesa. “En navegación es prácticamente inasequible detectarlos, ya que a simple traza sobresale de la superficie una estructura de menos de un medida de valor. Encima, dejan una huella de radar casi imperceptible”, aseguran fuentes policiales, desde donde explican que la investigación se está enfocando en desmantelar las organizaciones que se encargan de su fabricación.

Una vez en el mar es muy difícil detectar estos aparatos porque su huella en el radar es casi imperceptible

Como es este caso. La Policía, que comenzó la investigación en abril de 2021, constató que los miembros de la estructura –que ha sido desmantelada con la detención de ocho miembros– realizaban dobles fondos en turismos o remolques en los que ocultar hasta 800 kilos de droga. Pero más atractivo para los agentes, sin duda, fue el hallazgo de los drones submarinos.

Desde el donaire tendrían la apariencia de una tabla de surf, pero bajo el agua se esconde un espacio para tener el cargamento. Gracias a un GPS, el narcotraficante podría designar la ruta y el punto de arribada desde un móvil o una tableta . Según las mismas fuentes, su precio podría rondar los 100.000 euros. En el caso de los otros seis drones aéreos hallados, habían sido manipulados para funcionar algunos con hasta 12 motores. Encima estaban dotados con un sistema para soltar la carga en valor sin carencia de aterrizarlo. Estos tienen más complicado escapar los sistemas antidrones de la Policía.

Post a Comment

Artículo Anterior Artículo Siguiente