La invasión rusa de Ucrania ha sacudido el tablero internacional y ha obligado a los países occidentales a engrosar sus estrategias de seguridad y de influencia universal, como se ha trillado en las cumbres en junio de la OTAN en Madrid y del G-7 en Elmau (Alemania). Los líderes reunidos en ambas citas afirmaron la voluntad de ampliar el frente internacional de las democracias no solo frente a Rusia sino todavía frente a un gran competidor táctico, China. La conflicto puyazo por Vladímir Putin ha aumentado la desconfianza de Poniente alrededor de el gigantesco oriental, una postura de la que participa cada vez más la Unión Europea (UE) y que resulta beneficiosa para Estados Unidos, que desde hace tiempo ve en China a un rival.
En la cumbre bajo presidencia alemana del G-7, el club de los siete países democráticos más industrializados –en la que participó la UE, como es habitual–, se acordó fomentar inversiones en infraestructuras en países en progreso donde la influencia china se deja ya notar.
EE.UU. dice que China “protege a Rusia en las organizaciones internacionales y repite su propaganda”
En Madrid, los 30 países de la OTAN definieron en su documento táctico a Rusia como “amenaza” y a China como un “desafío sistémico” que pone en aventura los intereses y títulos de la Alianza Atlántica. En suma, China es percibida como el gran desafío del siglo XXI.
En la cumbre de Elmau, los líderes del G-7 se comprometieron a percibir 600.000 millones de dólares (568.235 millones de euros) en fondos públicos y privados hasta el año 2027 para financiar infraestructuras en países en progreso y contrarrestar así los millonarios planes de inversiones en países africanos y asiáticos que impulsa China hace primaveras para proyectar su influencia.
En Madrid, la OTAN diseñó su nuevo Concepto Táctico, que sustituye al actual hasta ahora, pactado en Lisboa en el 2010. El nuevo texto ha nacido afectado por la asalto rusa a Ucrania, por lo que presenta a Rusia como “la amenaza más directa y significativa” para la seguridad en la esfera transatlántica y por primera vez califica a China de “desafío sistémico” para el agrupación. En el texto del 2010, la Alianza Atlántica catalogaba a Rusia de “socio táctico” y escasamente hacía relato a China. “La profundización de la alianza estratégica entre la República Popular de China y la Confederación Rusa, con sus intentos complementarios de debilitar el orden internacional basado en reglas, va en contra de nuestros títulos e intereses”, reza el nuevo Concepto Táctico de Madrid.
“Cada vez estoy más convencido de que los próximos dos decenios serán extraordinariamente difíciles para Europa –sostiene Marcel Dirsus, politólogo en la Universidad de Kiel–. Putin podría irse, pero no hay razón para suponer que su sucesor sea mejor; gran parte de nuestro crecimiento depende de China y nuestro principal proveedor de seguridad no es exactamente estable”.
A la cumbre del G-7 en Elmau asistieron, encima de los siete miembros del club (Alemania, Estados Unidos, Canadá, Francia, Italia, Japón y Reino Unido) y la UE, otros cinco países invitados por la presidencia alemana: Argentina, India, Indonesia, Senegal y Sudáfrica. La invitación se cursó antiguamente de la conflicto, pero Poniente los corteja ahora para vincularlos a su táctica frente a la conflicto en Ucrania. India, Senegal y Sudáfrica se abstuvieron en la votación de la resolución de la ONU de condena al ataque ruso. Igualmente Putin los corteja; en un discurso el 22 de junio, el líder ruso abogó por un viejo papel de los llamados BRICS (Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica) en los flujos económicos de países de Asia, África y Latinoamérica.
Tras el aproximación de ministros del G-20 –el montón de países industrializados y economías emergentes– en Bali (Indonesia), el secretario de Estado estadounidense, Antony Blinken, y el ministro de Exteriores chino, Wang Yi, mantuvieron el sábado una reunión doble. A la salida, Blinken puso en duda la neutralidad de China frente a la invasión rusa de Ucrania. “Pekín dice que es imparcial, pero yo les digo que es muy difícil mantenerse imparcial frente a una asalto así”, dijo Blinken, quien sostuvo que China “continúa protegiendo [a Rusia] en las organizaciones internacionales y haciéndose eco de su propaganda”. La pugna prosigue.
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