Cuando la marca HBO Max sustituyó a HBO España, uno de los atractivos era Kamikaze, la serie danesa sobre una pipiolo (Marie Reuther) que decidía proceder al orilla tras la asesinato de toda su comunidad. Ya no se encuentra en la plataforma. Lo mismo sucede con otras series tan apreciables como Beforeigners, Bienvenidos a Utmark o Beartown. Quien pensara que siempre estarían disponibles en el catálogo al tratarse de producciones originales, estaba inexacto: han sido víctimas de la fusión en abril entre Discovery y WarnerMedia.
Warner Bros Discovery no solo anunció la semana pasada que eliminaban las series propias europeas sino que ya no producirían contenidos exclusivos en mercados esencia como el nórdico, el centroeuropeo o Turquía. Y, mientras Francia o España se han rescatado de los recortaduras, Foodie Love de Isabel Coixet o XHOXB de Manuela Burló Oscuro igualmente han sido eliminadas.
El castillo de cartas empezaba a caer con la abajadero de suscriptores de Netflix que ha rebajado el valía de sus acciones en más de un 70%. Ya lleva 450 despidos.
Se desconocen los costes incurridos de mantenerlas en HBO Max y es difícil predecir qué ocurrirá con estos contenidos ahora imposibles de encontrar. ¿Se intentarán entregar a terceros? Pero los recortaduras prueban un cambio de modelo en el sector: la era del producir por producir se terminó.
El castillo de cartas empezaba a caer con la abajadero de suscriptores de Netflix en el primer trimestre de 2022. No importa que sea líder en la exterminio del streaming con 221,6 millones de abonados y que, en comparación con empresas rivales, tiene un plan de tarifas más caro: las acciones en bolsa han caído más de un 70%, Reed Hastings y Ted Sarandos ya han despedido 450 trabajadores y se demora una reducción del presupuesto destinado a la producción de contenidos (hasta ahora siempre expansivo).
No es el momento de despilfarrar sino de controlar en qué se invierte cada dólar con el fin de ser culturalmente populares y al mismo tiempo demostrar la viabilidad económica futura de la empresa.
Otro indicio del final de esta era convocatoria Peak TV, caracterizada por la producción compulsiva de ficción televisiva, es la vistazo cada vez más escéptica en torno a los acuerdos de exclusividad de creadores y productores como el de J.J. Abrams en WarnerMedia, que firmó por 250 millones en 2019 y no ha producido una sola serie para HBO Max. Un derroche descontrolado sin una mínima seguro de éxito o tan siquiera de dar frutos.
Adicionalmente, Warner Bros Discovery todavía examen la forma de recortar 3.000 millones. Paramount, NBCUniversal y Disney muestran una mentalidad selectiva para dar luz verde a los proyectos mientras la industria se plantea cuánto tiempo puede sostener Mickey Mouse sin subir precios.
Como informa Bloomberg, Amazon Prime Video igualmente controla más los gastos (a excepción de El señor de los anillos) bajo la tutela de Mike Hopkins. Y, tras admitir que el ocaso del Peak TV, la nueva etapa ya ha sido bautizada: “la era de la moderación”.
La industria se plantea cuánto tiempo puede sostener Disney+ sin subir precios
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