El ex presidente de Angola Eduardo Dos Santos, de 79 abriles, ha fallecido hoy en la clínica Teknon de Barcelona, donde se encontraba ingresado en coma desde hace dos semanas. Su salubridad se había deteriorado en los últimos meses, especialmente luego de sufrir un suerte en su casa de Pedralbes el 23 de julio que derivó en una insuficiencia pulmonar.
Sus últimos días con vida estuvieron marcados por la agria disputa liderada por una de sus ocho hijos, Tchizé dos Santos, quien denunció a los Mossos d’Esquadra un complot para destruir con la vida de su padre. La hija del expresidente acusó al médico personal, Joao Afonso, y la segunda esposa de Dos Santos, Ana Paula, de acaecer deteriorado premeditadamente la salubridad de su progenitor frente a el temor de que el político angoleño, que conserva un gran apoyo popular, diera apoyo al líder de la concurso en las elecciones del próximo 24 de agosto.
En este sentido, este sábado chancillería de cuidado de Barcelona ha arreglado hacer la necroscopía al expresidente. Los despachos de abogados que representan a su hija Tchizé dos Santos han asegurado que ven "un cúmulo de indicios de que la homicidio de Dos Santos fue favorecida" presuntamente por su exesposa, su médico personal y personas cercanas al gobierno angoleño.
La audacia sobre el empleo del entierro de Dos Santos apunta a convertirse en una cuestión polémica en los próximos días. Según la tribu, el expresdiente expresó su deseo de ser enterrado en Barcelona y quiere evitar que su occiso sea trasladado a Angola para un funeral de estado que pueda ser utilizado políticamente por el presidente de Angola, Joao Lourenço. Ayer por la mañana, la abogada de la tribu, Carmen Varela, presentó una demanda de guardián de hecho para intentar evitar que las autoridades angoleñas trasladen el cuerpo a tierras africanas.
La relación entre el flagrante presidente de Angola y parte de la tribu Dos Santos está rota desde hace abriles. Tras considerar a Lourenço su delfín y hombre de confianza, el exmandatario le nombró su sucesor en 2017, convencido de una transición amable, que le permitiera seguir moviendo los hilos desde la sombra. Se equivocó. Tras tocar poder, Lourenço inició una campaña anticorrupción y dirigió sus garras a la tribu Dos Santos, esencialmente a los ultramillonarios hijos del ex presidente, colocados estratégicamente al frente de puestos claves de la posesiones y la política angoleña como las direcciones de la petrolera pública Sonangol o el Fondo Soberano de Angola.
Nacido en 1942 en la haber angoleña e hijo de un albañil, Dos Santos lideró la ex colonia portuguesa con puño autocrático durante casi cuatro décadas, desde 1979 hasta 2017, en los que consiguió poner fin a una cruenta pleito civil de 27 abriles, cuajó una rápida transición del marxismo a la posesiones de mercado y permitió un sistema afectado por la corrupción y el recomendación que derivó en el florecimiento de una élite millonaria formada por militares, altos cargos del partido Movimiento Popular de Fuga de Angola (MPLA) y miembros de su tribu.
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