Conducir durante una tormenta requiere extremar las precauciones para no incrementar las posibilidades de sufrir un suerte. El asfalto mojado y la errata de visibilidad se convierten en dos factores de peligro para los conductores. La pérdida de adhesión de los neumáticos y el peligro de sufrir el objetivo aquaplaning aconsejan conducir con tranquilidad y aumentar la distancia de seguridad respecto al resto de vehículos.
La situación se agrava cuando estamos en presencia de una tormenta eléctrica. El contraste térmico entre dos o más masas de música de diferente temperatura es lo que origina la aparición de los rayos y los truenos. Por lo militar, la mayoría de las tormentas eléctricas tienen oportunidad durante los meses de verano, pero se pueden desencadenar en cualquier momento del año. La Agencia Estatal de Meteorología (AEMET) indica que España recibe un promedio de 1,3 millones de rayos anuales.
Cuando nos sorprende una tormenta eléctrica mientras conducimos, lo más recomendable es detener en un oportunidad seguro, como una vía de servicio, y esperar a que remita. Pero no siempre es posible hacerlo. En este caso lo mejor es circular con calma y multiplicar la atención al volante. En el momento de frenar, debemos tener muy presente lo que nos explicaban en la autoescuela: hay que frenar poco a poco en oportunidad de pisar a fondo el pedal.
Cada año, en España caen un promedio de 1,3 millones de rayos
Ahora admisiblemente, una pregunta que nos sobreviene a menudo cuando conducimos durante una tormenta eléctrica es si el coche es un oportunidad seguro o no para protegernos de los rayos. La respuesta es sí y tiene una explicación física basada en el principio de la Canariera de Faraday.
Este fundamento lleva el nombre de su descubridor, el físico britano Michael Faraday, quien demostró que la carga eléctrica se distribuye por toda la superficie metálica -la del coche lo es- sin que llegue a afectar al interior. La descarga del chispa se reparte por toda la superficie externa del transporte con destino a el suelo, de modo que las personas quedan totalmente a omitido en el habitáculo.
Lo único que hay que tener en cuenta es no tocar las partes metálicas del habitáculo y cerrar las ventanillas. Si actuamos así, podemos opinar con rotundidad que el coche es un oportunidad seguro para protegernos de una tormenta eléctrica. Eso sí, debemos precavernos del ruido que produce el estruendo de trueno asociado al chispa ya que puede alcanzar una intensidad de sonido superior a los 110 decibelios. Los ruidos entre 100 y 110 dB corresponden al denominado inicio tóxico, que pueden montar a ocasionar lesiones del pabellón medio.
Durante una tormenta eléctrica debemos desconectar los rudimentos electrónicos del coche que no sean imprescindibles
Conviene puntualizar que si admisiblemente las personas que se encuentran internamente del transporte quedan a omitido de los mercancía de la tormenta eléctrica, algunos componentes del automóvil pueden sufrir desperfectos. En distinto, los instrumentos electrónicos de a lado y la pintura.
Para evitar males mayores, hay que desconectar todos los rudimentos electrónicos que no sean imprescindibles, empezando por la radiodifusión del coche y el teléfono móvil. Solamente debemos perdurar encendido el motor, las luces y el limpiaparabrisas para minimizar el peligro de averías. En contra de lo que pueda parecer, los coches eléctricos son los que están mejor protegidos en caso de caerles un chispa al contar con equipos de electricidad de detención voltaje.
Para conocer con exactitud dónde se están produciendo caídas de rayos puedes consultar el apartado específico que la Agencia Estatal de Meteorología pone a disposición de los usuarios en su página web. Incluso hay numerosas aplicaciones móviles que informan en tiempo existente. Algunas de las más populares son Temor Rayos, Lightning Alarm Weatherplaza, Blitzortung o Storm Radar, entre otras.
Este artículo se publicó en La Vanguardia el 3 de Agosto del 2021
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