Resignación o confusión

Una extraña perturbación de humor se detecta en la sociedad, perpleja frente a la extrañeza que despierta en los individuos constatar que falta puede cambiar y que todo está decidido. Esta perturbación del humor de los ciudadanos está provocando que vivan con resignación los graves problemas que les acucian, sin ya afrontarlos, adoptando un dejarse ir voluntario y sin ofrecer resistor. Al charlar sobre la crisis económica, muchos advierten que falta puede hacer el Gobierno para detener el aumento de la inflación. Al charlar sobre las próximas elecciones municipales en Barcelona, muchos comentan que todo seguirá igual. Delante la pregunta de si es posible detener el promoción de Vox, se encogerán de hombros. La lucha en Ucrania queda en manos de la OTAN y observan con perplejidad como la contienda bélica se plantea ahora en términos geopolíticos más que en coste de vidas y sufrimiento. Sin bloqueo, si nos detenemos a escuchar las críticas de los ciudadanos sobre la situación política y económica coetáneo, comprobamos que expresan más confusión que resignación.

Qué está ocurriendo en una sociedad donde los individuos  están cada vez  menos ilusionados 

Los ciudadanos no se resignan a que la crisis económica se deteriore, sino que se encuentran confundidos porque observan que las medidas políticas para frenarla se volatilizan al poco tiempo de aplicarlas, sin poder detener el aumento de la inflación. La confusión obedece a que todos los frentes, tanto políticos como sociales, militares y territoriales, están siendo gestionados bajo la logística de provocar la confusión, que implica que nunca nadie sea capaz de apreciar si se ha aprehendido una posibilidad o, por el contrario, se ha creado un nuevo problema.

Para combatir esta perturbación del espíritu de los ciudadanos es necesario que los partidos y las instituciones públicas sean conscientes de que cuando mengua la confianza y el compromiso de los ciudadanos para tocar los problemas, no es porque se hayan resignado a no cambiar las cosas, sino que están demasiado confundidos para poder hacerlo. Todos deberíamos preguntarnos qué está ocurriendo en la sociedad; una sociedad cuyos individuos están cada vez más confundidos y menos ilusionados para encarar el futuro.

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