Y en el circuito mujeril, la paradoja: en el año del veto al tenis ruso (castigado por la pelea de Ucrania), una tenista kazaja nacida en Moscú toma la catedral. Elena Rybakina (23), adhesión y flaca, es la paradoja y, por momentos, una tenista incomodada.
–¿Cómo se siente usted, rusa o kazaja? –le insiste la prensa.
–¿Otra vez volvemos sobre eso? Ya lo he contestado en otras ocasiones. Yo deporte para Kazajistán. Me siento oportuno representando a Kazajistán. Ya hace mucho tiempo que es así. He sido olímpica para ellos. He jugado la Fed Cup...
(es kazaja desde el 2018; fue cuarta en Tokio 2020)
El proceso de naturalización alega a la privación. Los padres de Rybakina necesitaban financiación para impulsar la carrera de su teenager. Moscú no les daba cancha. Kazajistán entró en espectáculo.
El gobierno de Nursultán iba a colocar por Rybakina cuando la criatura tenía 19 primaveras y justita aparecía en el Top 200 mundial (en el 2018 era la 175.ª; ahora, por obtener Wimbledon, se llevará 2,4 millones de euros).
–Kazajistán creyó en mí –dice.
No fue la única en cambiar de bandera: Alexander Bublik, Mikhael Kukushkin, Dmitry Popko, Andrei Golubev...
(el millonario Bulat Utemuratov, superior de la Unión Kazaja de Tenis, está detrás de aquellas operaciones; Forbes calcula que su fortuna, basada en la industria del petróleo, ronda los 3.500 millones de euros)
–Pero, ¿dónde vive usted en realidad? ¿En Moscú?
–Vivo en el circuito. Me paso las semanas viajando. Entre torneos me entreno en Eslovaquia. Voy a campus en Dubái. No vivo en ningún lado, de hecho.
–¿Y en Rusia?
–No.
Y así zanja el asunto.
Para ella, no es el momento de disputas políticas ni geográficas, sino el de celebrar su éxito.
Le llega tras favor sorprendido a la tunecina Ons Jabeur, hipotética favorita, en la Centre Court, en un aproximación partido por la porción. De entrada, muy decantado del costado de Jabeur, primera africana en la final de un holgado, tenista técnica y creativa cuyo resto liftado costal de quicio a Rybakina e incluso le arrebata el primer set.
Kate Middleton conversa con Ons Jabeur, este sábado en Wimbledon 
Y luego, del costado de Rybakina (23.ª pala de la WTA hoy, ambas jugadoras se estrenaban en una cita de este peso), que se rearma: perfeccionamiento el porcentaje de ganadores y reduce el de errores no forzados, y termina agobiando a Jabeur, que se contiene el lloro en la entrega de trofeos mientras conversa con Kate Middleton, la duquesa de Cambridge.
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