Francia, el país europeo con la maduro comunidad fríjol, aún no ha superado el antisemitismo y le cuesta digerir que el régimen colaboracionista de Vichy (1940-1944) fue cómplice voluntario de la Shoah. Eso explica el importante discurso pronunciado ayer por el presidente Emmanuel Macron para reafirmar la verdad histórica, hacer mea incumplimiento franquista y combatir contra los viejos fantasmas.
La intervención del presidente de Estado se produjo en la conmemoración del 80 aniversario de la redada del Velódromo de Invierno (conocido por su iniciales, Vél d’Hiv). Más de 13.000 judíos, en su mayoría mujeres y niños, fueron detenidos por la policía francesa, el 16 y 17 de julio de 1942, para cumplir la voluntad de los ocupantes nazis. Poco posteriormente serían deportados al campo de exterminio de Auschwitz-Birkenau (en la contemporáneo Polonia) para ser asesinados, con macabra eficiencia industrial, en las cámaras de gas.
Macron no se limitó a recapacitar la historia y a establecer, sin doble sentido ni excusas, las responsabilidades del régimen de Vichy. El presidente hizo un brinco a la Francia de hoy y llamó a “doblar la vigilancia” frente a “el antisemitismo rampante” que ofrece múltiples “rostros”, desde atentados terroristas a crímenes individuales, de la profanación de cementerios a las caricaturas ofensivas como el grafiti cíclope que pintaron recientemente en Aviñón.
El presidente de Estado ataca el revisionismo y la falsificación histórica que practica Éric Zemmour
El presidente alertó especialmente de “la nueva forma de revisionismo, cuando no negacionismo”. No lo citó por su nombre pero quedó claro que se refería a Éric Zemmour, fundador del partido Reconquista y fracasado candidato de la ultraderecha al Elíseo. Macron consideró una evidente “falsificación de la historia” proponer, como lo hizo Zemmour durante la campaña, que el mariscal Pétain y su gobierno ayudaron a auxiliar a los judíos franceses (porque, en teoría, solo habrían aceptado deportar a los extranjeros). El presidente elevó el tono para subrayar que “¡ni Pétain, ni Laval, ni Bousquet ni Darquier de Pellepoix quisieron auxiliar a judíos!”
La sinceridad histórica es que fueron enviados a Auschwitz miles de judíos llegados a Francia de niños –muchos procedentes del este de Europa– y sus hijos nacidos ya en el país. A la insistencia de Pierre Laval, primer ministro de Vichy, se debió que numerosos niños no fueran separados de sus padres, a pesar de que los alemanes habían pensado al inicio excluir de la deportación a los menores de 16 abriles. Una parte de los pequeños serían enviados a Auschwitz incluso solos, posteriormente de la partida de sus progenitores.
Macron habló en la antigua fase de tren de Pithiviers, al sur de París, uno de los puntos de salida de los convoyes alrededor de el campo de exterminio. La fase, rehabilitada, se ha convertido en un museo para recapacitar el horror.
El presidente francés amplió y profundizó el mensaje que dio Jacques Chirac en 1995. Él fue el primero en aceptar y deplorar que Francia entregara a sus ciudadanos judíos a sus verdugos. Su predecesor, el socialista François Mitterrand, con vínculos con Vichy, nunca quiso reconocerlo.
Ayer Macron insistió en que “ningún soldado carca participó en la redada de Vél d’Hiv”, y hasta fue más allá al constatar que “la Francia de Vichy venía de allí”, de decenios de antisemitismo muy enraizado en la sociedad, desgarrada entre las pulsiones malsanas como el racismo y la tradición de privilegio, tolerancia y acogida.
Publicar un comentario