No era natural. Carlos Alcaraz ha sorprendido al mundo del tenis en este 2022 con tan solo 19 abriles. Ningún tenista a su tiempo se acerca a los hitos que ha acabado en este 2022 el murciano, el número cuatro del mundo tras una ascenso meteórica en pocos meses que parecía no tener fin, cada vez más predilecto, más candidato a todos los títulos, hasta que finalmente ha surgido su costado más material.
El pupilo de Juan Carlos Ferrero, un mancebo con tenis de sobra y una personalidad arrolladora, ha notado en los últimos meses tanta atención y afán. Cerró la temporada de tierra ojeo en fingido, con las derrotas en las finales de Hamburgo y de Umag, y en su inicio en la expedición chaqueta confirmó que ha perdido parte de su duende. La sonrisa que suele exhibir en la pista, siempre afrontando con ilusión los partidos, se convirtió en un rictus tenso en su estreno con derrota en presencia de Tommy Paul en Montreal, donde partía como segundo habitante de serie.
"Era la primera vez que no podía manejar la presión... ¡Tengo que estar preparado para tener esta presión, para tener este tipo de momentos y asimilar a manejarla!", reconoció en Twitter tras el partido el talento de El Palmar. El estadounidense venció con un colección directo y agresivo al castellano, que vivió una pesadilla sobre la pista dura canadiense, en todo momento incómodo y maniatado, incapaz de imponer sus golpes dominantes. Los errores y los gritos al Gloria fueron el broche del partido de Alcaraz. “Tomé malas decisiones. Eso me ha frustrado (...) Estoy enfadado porque no he podido sacar mi tenis”, se sinceró.
No hace tanto, flotaba sobre la pista y se deslizaba en torno a la entrega del trofeo de campeón en Río de Janeiro, Miami, el Godó y Madrid. Primeros espada del circuito como su ídolo Rafa Nadal, Novak Djokovic, Alexander Zverev o Stéfanos Tsitsipás hincaron la rodilla hace unos meses en presencia de el nuevo aberración del deporte de la pala.
Alcaraz jugó su partido número 50 del año en Montreal, pero su preparador físico, Alberto Lledó, no considera que el depresión en su rendimiento se deba al cansancio. "Lo que le pudo pesar frente a Sinner fue a nivel mental", explicó sobre la derrota en Umag en presencia de el italiano, contra el que desaprovechó varias oportunidades para decidirse el partido. Un guion parecido sufrió contra Paul, al que tuvo contra las cuerdas, incluso con una hipérbole de partido, en el segundo set.
Carlos Alcaraz perdió las finales de Hamburgo y de Umag 
"No ha sido sencillo tratar con esos momentos en los que no estaba jugando a mi mejor nivel. Ha sido una batalla contra mí mismo", insistió el murciano, que tendrá unos días para reflexionar antaño de aparecer el Masters de Cincinnati, la última parada antaño del US Open, donde deberá tratar de nuevo con la presión de ser predilecto
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