Rubia, tostada o negra, afrutada o amarga... Existen cientos de variedades de una de las bebidas más populares y consumidas del mundo: la cerveza. De hecho, España es el segundo país más borracho (417 botellines por poblador al año) luego de República Checa (468), según afirma el estudio World Beer Index 2021. Hoy se celebra el Día Mundial de la cerveza, ya que esta festividad siempre cae en el primer viernes de agosto.
Hace más de 6.300 abriles ya se elaboraban las primeras 'birras' del continente en nuestro país. Estas, según aseguran los expertos, no tenían ni el aspecto ni el sabor de las que elaboramos hoy, pero sí compartían una característica: la fermentación.
Los primeros restos de fermentación de cerveza en Europa datan en torno al
4.300 a. C.
La primera cerveza elaborada en Europa se descubrió en 1999, concretamente en la Cova de Can Sadurní del municipio de Begues, a unos 30km de Barcelona. Allí se encontraron restos de esta bebida en las excavaciones que había iniciado conjuntamente el Colectivo para la Investigación de la Prehistoria y la Arqueología del Garraf-Ordal (CIPAG) y el Seminario de Estudios y Búsquedas Prehistóricas (SERP) de la Universitat de Barcelona. "Anteriormente se habían resto en otros países como Israel (13.000 abriles) o China (9.000 abriles), pero en nuestro continente no hay comunicación de nulo más antiguo", explica Josep M. Fullola, Catedrático de Prehistoria en la UB y director del SERP. "Aunque siempre las fechas puedan ser superadas en decadencia por hallazgos posteriores", añade. En la Cova de Can Sadurní se descubrió incluso que estos restos de oxalatos y fitolitos de cebada eran utilizados en ritos funerarios y festivos.
Unos abriles más tarde, en 2014, estas muestras neolíticas de fermentación de cerveza pasarían a convertirse en la colchoneta de la récipe de la Encantada, una cerveza de Begues inspirada en el hallazgo. No utiliza lúpulo, ingrediente que asiduamente se añade a las cervezas actuales; sino que se hace con malta de cebada, artemisa, hierba luisa, moras y miel. Estos alimentos se podían encontrar en la zona cercana a la cueva, por lo que eran básicos para la elaboración de bebidas en esa época. Adicionalmente, otorgan a la bebida un color más rojizo y un sabor más amargo, parecido a la cerveza belga.
Este brebaje, que debe su nombre a "l'Encantat de Begues", la figura humana más antigua de la península que fue encontrada incluso en el pueblo catalán, pudo retornar a las jarras y copas gracias al Instituto de la Cerveza Artesana y Daniel Fermun, quien trabajó con los investigadores para dar forma a una bebida más flagrante y apetecible que mantuviera la esencia innovador. "Buscamos de alguna forma hacer una bebida más atractiva y bebible, ya que los restos encontrados parecían más de una sopa que una cerveza", afirma Fermun.
El objetivo principal de querer relanzar esta bebida neolítica era dar a conocer el hallazgo, ya que parte de los ingresos que genera su comercialización van directos a la financiación de las excavaciones de la cueva. "Se suele creer que la cerveza viene de países nórdicos, como Alemania o República Checa, pero aquí en España incluso tenemos historia".
La Encantada indagación dar examen y apoyo financiero a las excavaciones de la cueva de Can Sadurní
El proceso de creación no fue tan sencillo. Hubo una primera "lectura" de la Encantada convocatoria Ardenya que salió a la luz en 2008 y que incluía en su récipe el romero, una planta que aportaba un sabor muy distintivo al bebida. La récipe evolucionó y, en vez romero, se añadió un toque a tomillo que actúa como conservante.
La Encantada se produce en el Instituto de Cerveza Artesana y se puede probar, ya sea en botellas o tirador, en el Abirradero, el recinto asociado al instituto donde por otra parte de la cerveza beguetana se pueden recrearse otros brebajes artesanales, y en ciertos bares y restaurantes de Begues.
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